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domingo, 28 de febrero de 2010

La familia, el gran tesoro de la humanidad y de la Iglesia


Siempre he entendido que la familia es el gran tesoro de la humanidad y de la Iglesia, lugar en la que se nace y se crece. Todos vamos observando cuántas definiciones sobre las familias se están dando y cada uno defiende a ultranza su modelo, "con tal de ser feliz" como dicen muchos. Y claro, hoy en día es más feliz el que más roba, el de mayor poder adquisitivo,el de mayor rollo sexual, el que mas disfruta a costa de los demás, sin pararnos a pensar que a nuestro lado existen prójimos que no tienen ni lo mas imprescindibles para vivir porque nosotros tenemos demasiado. Los cristianos concebimos la familia el lugar donde se comparte en comunidad todo lo que son y lo que tienen desde unos valores vividos a la luz del Evangelio. ¡Qué pocos problemas tendría la sociedad formada por familias, si todo esto lo tuviéramos claro y se llevase a la práctica en mayor o mejor medida¡. Seríamos germen y semilla para todos y nuestro mundo sería otra cosa bien distinta. Pero nos falta el amor. Nos falta Dios. Cuando más se le necesita más se le busca, más se le rechaza. Por eso urge en los cristianos y en la Iglesia, mostrar al mundo el Evangelio con toda valentía y pureza, ya que es el mejor manual con solución a todos. Solo desde esos valores, y con buena voluntad, funcionaremos un poco mejor. Hay muchas familias que reciben el anuncio cristiano y viven con alegría y con valor la aventura del amor, pero también existen muchas familias a las que les cuesta, que viven más la fatiga que la alegría del amor. En la actualidad en muchas familias el amor se convierte en jaula porque buscan ser pareja a imagen y semejanza propia y olvidan la aspiración a un proyecto en común ¿Existen esperanza para estas familias?.


Alberto Álvarez Pérez
Diácono de la diócesis de Sevilla