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jueves, 25 de marzo de 2010

LECTIO DIVINA PARA EL 28 DE MARZO. CICLO C


BENDITO EL REY QUE VIENE
Lucas 19:28-40
Dicho esto, Jesús siguió su viaje a Jerusalén. Cuando ya estaba cerca de Betfagé y Betania, junto al monte llamado de los Olivos, envió a dos de sus discípulos diciéndoles:
– Id a la aldea de enfrente, y al llegar encontraréis un asno atado que nadie ha montado todavía. Desatadlo y traedlo. Si alguien os pregunta por qué lo desatáis, respondedle que el Señor lo necesita. Los discípulos fueron y lo encontraron todo como Jesús se lo había dicho. Mientras desataban el asno, los dueños les preguntaron: – ¿Por qué lo desatáis?
Ellos contestaron: –Porque el Señor lo necesita.
Se lo llevaron a Jesús, cubrieron el asno con sus capas e hicieron que Jesús montara en él. Conforme Jesús avanzaba, la gente tendía sus capas por el camino.
Y al acercarse a la bajada del monte de los Olivos, todos sus seguidores comenzaron a gritar de alegría y a alabar a Dios por todos los milagros que habían visto. Decían: –¡Bendito el Rey que viene en el nombre del Señor! ¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!
Entonces algunos fariseos que se hallaban entre la gente le dijeron: –Maestro, reprende a tus seguidores.
Pero Jesús les contestó:
–Os digo que si estos callan, las piedras gritarán.
Si desea, también puede leerse la narración completa del evangelio de hoy:
Lucas 22:14 – 23:56.
Otras lecturas: Isaías 50:4-7; Salmo 24; Salmo 47; Filipenses 2:6-11

LECTIO:
Comenzamos la Semana Santa con la entrada triunfante de Jesús en Jerusalén. ¡Qué ocasión tuvo que ser, tan cargada como estaba de imágenes y significados simbólicos! El punto de partida es Jesús, el Monte de los Olivos, es significativo, ya que la Escritura lo asocia a la venida del Señor (Zacarías 14:4).

Lucas comienza por describir la manera peculiar en que le proporcionan un asno a Jesús un para que entre montado en él. Los discípulos lo encuentran todo ‘como Jesús se lo había dicho’ (versículo 32). Lucas nos ofrece esos detalles sin hacer ningún comentario adicional, aunque Mateo (21:5) los interpreta como el cumplimiento de la profecía de Zacarías (9:9-10). Zacarías proclama a un Rey que viene como Salvador montado en un asno, no con caballos y carrozas. Jesús domina la situación, y es plenamente consciente de lo que le depararán sus últimos días en la tierra.
Las gentes tendían sus mantos en el camino delante de Jesús, ya que aquella era la costumbre habitual de recibir a un rey victoriosos o a un personaje importante (2 Reyes 9:13). Vitorean al ‘Rey que viene en el nombre del Señor’ (versículo 38) y repiten las palabras de los ángeles en el momento del nacimiento de Jesús (Lucas 2:13-14).
Esto es lo último que los fariseos querían que ocurriera. No aceptaban a Jesús ni su enseñanza, y querían impedir que los demás le siguieran. No había nada peor que aquel recibimiento tumultuoso de héroe. Puede que también temieran la intervención de los soldados romanos, así que le pidieron a Jesús que reprendiera a la gente.
Pero la respuesta de Jesús (versículo 40) indica que la alabanza del pueblo era justa y adecuada. En efecto, la ocasión lo exigía. Y si la gente no cumplía con aquella exigencia, Dios haría que las piedras mismas de Jerusalén gritarían en su honor.
La solemne entrada de Jesús no podía llegar en peor momento para los fariseos.
Jerusalén estaba llena de peregrinos que habían venido a celebrar la Pascua (Lucas 22:7). Mateo (21:10) nos dice: ‘Cuando Jesús entró en Jerusalén, toda la ciudad se alborotó. Muchos se preguntaban: “¿Quién es este?”’
MEDITATIO:
■ Mézclate con la muchedumbre e imagínate lo que debió de ser aquella ocasión. Profundiza tu conocimiento leyendo los relatos de los otros evangelistas: Mateo 21:1-11, Marcos 11:1-11 y Juan 12:12-19.
■ Considera el contraste entre el humilde asno que monta Jesús y el recibimiento que tributan al jinete. ¿Qué nos dice todo ello?
■ Reflexiona sobre algunos de los Milagros y ‘prodigios’ que había realizado Jesús en su ministerio.
■ Es de justicia reconocer que los discípulos siguieron las instrucciones de Jesús respecto al asno. ¿Qué podemos aprender de esto? ¿Estás dispuesto a obedecer a Dios aun cuando no entiendas del todo por qué te pide que hagas algo?
ORATIO:
Escribe tu propio salmo de acción de gracias, o sencillamente pronuncia en alto tu alabanza a Dios por nuestro maravilloso Salvador. Los Salmos de este domingo pueden ayudarte a intentarlo.
CONTEMPLATIO:
Medita con reverencia la humildad de Jesús expresada de manera tan elocuente en Filipenses 2:6-11, y dale culto proclamando: ‘Jesucristo es Señor para gloria de Dios Padre.’