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sábado, 25 de diciembre de 2010

Navidad de un preso



Gracias, Señor, por nacer entre nosotros.
Por encarnarte en nuestra tierra y venir a vivir a nuestro lado.

Hoy acudimos ante Ti, hecho Niño,
para presentarte nuestros gozo y nuestros dolores.
Las vidas olvidadas de tantas personas anónimas que
sufren las secuelas de la cárcel o las consecuencias de un delito.

Por eso hoy ponemos ante ti la vida de tantos presos y presas
que experimentan soledad y desamparo de sus familias y amigos.
La vida de quienes están en celdas de aislamiento y castigo,
incomunicados con todos, pero que Tú estás dispuesto a escucharles.
La vida de quienes extorsionan a sus propios compañeros de cárcel.


Te presentamos el corazón sencillo, pero cargado de dolor,
de quienes sufren abusos de cualquier tipo dentro de las cárceles.
Te presentamos a las madres y los padres, a los abuelos, y hermanos,
a los esposos y esposas de quienes están presos.

Esta Navidad se les quedará grabada en la mente y será difícil de olvidar.
Las esperanzas, las ilusiones,
las pequeñas metas de quienes luchan a favor de la justicia,
a favor de la humanización de las cárceles,
a favor de la vida de las personas.
Los silencios, las sonrisas, las miradas,
los gestos de quienes se hacen cómplices contigo,
Niño Jesús, en poner más ternura y verdad en nuestras relaciones.
La vida y los proyectos rotos de las víctimas de los delitos.
Los esfuerzos y sacrificios de los voluntarios y voluntarias de pastoral penitenciaria.

Sabemos que nos escuchas, que acoges nuestra oración.
Gracias, Señor, Jesús por hacerte uno más entre nosotros.
Por comprendernos tan bien, … porque tú has pasado por ello.

Gracias.

Pastoral Penitenciaria de Barcelona