Don Fabián García, Diácono de la diócesis de Málaga, y doña María Calero, su esposa: “Se trata de enamorarse de la Palabra de Dios” Sacramentum Caritatis ha sido el lema con el que varias decenas de diáconos permanentes se han reunido, del 1 al 4 de noviembre, en la localidad madrileña de San Lorenzo de El Escorial. El diácono más veterano de España explica este ministerio:
Con 71 años, y 26 de diácono permanente a sus espaldas, .el malagueño don Fabián García es el diácono permanente con más antigüedad de España. El Concilio Vaticano 11 restauró el diaconado permanente, el primer grado del sacramento del Orden, por el cual los diáconos, .en comunión con el obispo y su presbiterio, sirven al pueblo de Dios en el ministerio de la liturgia, de la Palabra y de la caridad». Son hombres cas.ados mayores de 35 años, o miembros de Instituto religiosos o seculares mayores de 25, que, a la vez que contienúan su trabaj, aceptan el ministerio en comendado a ellos por el obispo o su superior.
La vocación de don Fabián a este servicio fue indirecta. El entonces obispo de Málaga le ofreció esta posibilidad. .Yo no estaba muy convencido -explica-. Una de las cosas que más me costó fue renunciar a los trabajillos que me salían por las tardes», aparte del trabajo como cartero, del que ya se ha jubilado. Además, no se sentía muy capaz de asumir esa tarea: .Soy muy torpe, le decía al obispo. Pero, al final, la llamada pudo más que yo». La clave para vivir su ministerio la encuentra Fabián en la respuesta que le dio el obispo a sus dudas: .Tú enamórate de la Palabra de Dios cada día un poco más».
Reconoce que los principios fueron «difíciles». En Málaga, se formaron juntos siete u ocho aspirantes, pero «ni nosotros sabíamos dónde íbamos. En una conversación con un obispo, le dije que, si esto era obra de Dios, saldría adelante; y si no lo era, se acabaría, como «tantas otras cosas».
Aún hoy, varias décadas después, Fabián le sigue pidiendo a Dios todos los días que «vaya clarificando su labor», pues todavía es un ministerio incipiente, que él vive como algo distinto al sacerdocio: No somos suplentes, ni una solución para la falta de vocaciones. Ni tampoco un sacerdote pisa el ministerio de un diácono. Cuando nos sentimos pisados por el sacerdote, es porque nos falta humildad». La labor del diácono es diferente; don Fabián la define como «más al lado del pueblo. Nosotros tenemos nuestra familia y nuestros problemas en el trabajo y, al ser más cercanos, parece que nos comprenden mejor». De hecho -explica su mujer, doña Maria Calero-, «la gente sencilla entendió enseguida» la incorporación de los diáconos.
Más, Y más jóvenes
En 1991 había en España unos cien diáconos permanentes. Ahora, la cifra se ha duplicado, y cerca de la mitad de ellos están en Andalucía. Fabián y María creen que se debe a que allí han .estado más educados en la pobreza, y, al tener menos, hay que dejar menos».
Además, va habiendo diáconos jóvenes, aunque su presencia en el Encuentro Nacional fuera limitada: .Aquí hay pocos porque llevan pueblos pequeños y tenían que estar allí para las celebraciones de Todos los Santos y los Fieles Difuntos».
Son los menos, pero algunos diáconos hacen las funciones de párroco en pueblos a los que, aparte, va un sacerdote para celebrar la Eucaristía. Se suele tratar de los más jóvenes, para evitar que una familia con más obligaciones sé tenga que mudar. Durante algo menos de un año, Fabián también tuvo una parroquia a su cargo, aunque en la mayor parte de sus 26 años de ministerio ha realizado otras tareas: Caritas, trabajo con drogadictos, y la celebración y preparación de los bautizos y bodas. Ahora, dedica la mayor parte de su tiempo a la capellanía del cementerio, además de sus obligaciones familiares. Antes que diáconos -subraya-, somos hombres casados. Por ejemplo, «por las mañana tengo que llevar a los nietos al colegio». Es una situación, explica María, que los superiores tienen en cuenta».
Ella lo sabe, porque las mujeres de los diáconos permanentes en cierto sentido tienen que compartir la vocación de sus maridos: .A veces digo, en broma, que somos como semiviudas. No podemos contar tanto con nuestro marido como otras mujeres, yeso es un sacrificio. Pero yo lo llevo bien porque me he criado en la Iglesia y lo siento como algo mío». Al oír esto, su marido señala que, muchas veces, María pasa más tiempo en la parroquia que él, aunque .no por ser la mujer del diácono -corrige ella-, sino «porque lo he hecho siempre».
Pastoral de cementerio Cuatro días a la semana, el diácono permanente Fabián García desarrolla su ministerio en un cementerio de Málaga. Esta entusiasmado con esta pastoral, «muy dura pero muy bonita». En un momento tan delicado como la muerte de un ser querido, «con cualquier gesto de cariño representas a Cristo» y puedes ofrecer la esperanza del Evangelio. Hace poco, en el entierro de una profesora de Instituto que no era creyente, pidió permiso para pronunciar unas palabras a los alumnos: «Si lloráis, es que ella os ha tratado con cariño. Procurad "seguir sus pasos». El marido, que tampoco "era creyente, se acercó para compartir cómo, en el hospital, su mujer le había dicho: Qué pena no tener fe, con la faltita que me está haciendo. «Ésas son las cosas que te dan fuerza para seguir». Sin embargo, Fabián echa de menos tiempo y personas dispuestas a visitar o llamar por teléfono a la familia cuando han pasado unos días; algo que, cuando lo ha hecho, «causa un efecto tremendo y despierta la confianza y la fe».
Este articulo fué realizado por María Martínez López, periodista de Alfa y Omega, y publicado el 8 de Noviembre.