El pasado día 6 de febrero último, un gran número de compañeros de nuestra comunidad diaconal, con sus esposas, y un grupo de sacerdotes, tuvimos un grato y feliz encuentro con nuestro Arzobispo don Juan José Asenjo Pelegrina, en el incomparable templo gótico donde está ubicado el protomártir San Esteban.
Aquella mañana fría, aunque luminosa, estaba el cielo deslumbrante, con un azulado intenso Hasta la hora prevista fueron llegando compañeros, ligeros en equipajes. El programa previsto era simple pero intenso: charla del señor Arzobispo, quien destacó en su intervención la importancia del diácono a través de su historia, dejando bien claro donde estaba hoy en día y hacia donde debería caminar. También hizo hincapié, a lo largo de su magnífica e interesante intervención, en la importancia de la Eucaristía y recomendaba que ejercitáramos con mucha frecuencia la visita a los lugares adecuados, haciéndolo con gran silencio de los labios, de la mirada y del interior para escuchar mejor a Dios, finalizando su charla dándole gran importancia a la transmisión de la fe a través del testimonio diaconal, partiendo desde la familia, hasta los entornos parroquiales. Posteriormente, a la terminación de la exposición del señor Arzobispo, hubo un tiempo para la dimensión aclaratoria de algunos asistentes, a cuyas ideas las respuestas de don Juan José Asenjo fueron sinceras y en el fondo aplaudidas.
Hubo unos minutos de relajamientos entre todos los presentes, pasados los cuales se inició la celebración de la Eucaristía, muy solemne y participativa. También en la homilía nuestro señor Arzobispo recordó que nuestra sociedad no necesita de personas especiales, sino servidores; personas que con su testimonio hagan presente a Jesucristo. Una vez terminada la santa Misa, nos trasladamos a la casa Hermandad de San Esteban, con quienes nos unen una gran amistad y donde nos ofrecieron un estupendo ágape, preparados con gran esmero y cariño por muchos miembros de dicha hermandad.
Por buscar un resumen de aquel encuentro, podríamos decir que el objetivo era para conocernos aún más esta gran familia diaconal, con sus esposas, y nuestro Pastor y podríamos decir que todo se cuido al máximo detalle, dentro de un clima de cordialidad y con gran espíritu cristiano y diaconal.
Todo finalizo haciéndole una entrega al señor arzobispo de una pequeña figura en terracota, representando a San Esteban. Nuestro Pastor, don Juan Jose Asenjo, agradeció vivamente aquel gesto cariñoso y valoró, ya de paso, muy positivamente aquel encuentro. Y nosotros todos, fieles testigos de aquel encuentro, nos contagiamos de aquella amabilidad, comprensión, cercanía y cariño con que siempre nos trató.
Personalmente termino con aquella reflexión que transmitió el Cardenal Hunmmers (Prefecto de la congregación para el Clero) a los diáconos permanentes en la fiesta de San Lorenzo: "Que Dios os bendiga con todo su amor y os haga felices en vuestra vocación y misión. Saludos con respeto y admiración a las esposas y a los hijos de quienes sois esposos y padres. A todos la iglesia os da las gracias por la multiforme colaboración que prestan al ministerio diaconal". En definitiva, jornada muy memorable. Vamos, para enmarcar.
Alberto Álvarez Pérez
Diácono de la diócesis de Sevilla