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jueves, 4 de febrero de 2010

Hoja de Opinión


¿Debe ser la preocupación por el medio ambiente cosa de creyentes?
En el AntiguoTestamento encontramos argumentos suficientes para que la preocupación por el medio ambiente sea una tarea de todos. En el Génesis, en el relato de la Creación, vemos cómo Dios, al final de cada día veía que todo lo que había creado era bueno. En el sexto día, creó al hombre y la mujer, a imagen y semejanza de Dios, prosigue el relato, y después les da el mandato de "crecer y multiplicaos y llenad la tierra y sometedla... mandad en todo animal que habite en ella". Estas dos palabras: "someted y dominad" no han sido entendidas en su verdadero significado por muchos; antes bien, ha sido el pretexto para considerar que en ellas estaba la semilla de la actual degradación del medio ambiente. Pero en el libro de la Sabiduría, Salomón nos dice cómo hay que cuidar, mandar y dominar... "Dios... que hiciste el Universo con tu palabra, y con tu Sabiduría formaste al hombre para que dominase sobre todos los seres por ti creados, administrase el mundo con santidad y justicia... (Salm 136)
Por tanto, queda claro:

+ que el mundo y cuanto en él existe es obra de Dios, que quedó satisfecho de su acción por que vio que era bueno;
+ el hombre, todos los hombres, significados por hombre y mujer, son también obra de Dios, hecho a su imagen, por tanto, dotados de igual dignidad, sin dominancia de unos sobre los otros;
+ el hombre es el responsable del cuidado de la tierra y de todos los seres vivos que habitan en ella y debe hacerlo con justicia y rectitud.

Así, el hombre en el Antiguo Testamento, consciente de que la Naturaleza es un don de Dios no para de alabar y bendecirle por este hecho: "Cuán numerosas tus obras, Yaveh! Todas las has hecho con sabiduría, de tus criaturas está llena la tierra" (Sal 104)

En en Nuevo Testamento se establece que la venida de Jesús al mundo trae consigo una nueva creación, una naturaleza de nuevo reconciliada. Jesús pone la naturaleza al servicio de su designio redentor (tempestad calmada). A sus discípulos les pide mirar las cosas, las estaciones y los hombres con la confianza de los hijos que saben no serán abandonados por el Padre providente (Lc 11,11-13). En cambio en vez de hacerse esclavo de las cosas, el discípulo de Cristo debe saber servirse de ellas para compartir y crear fraternidad ( Lc 16,9-13).

¿Es el medio ambiente una preocupación reciente de la Iglesia?
En la Doctrina Social de la Iglesia encontramos muchos textos que inciden sobre la necesidad de que el hombre se preocupe por el cuidado de la Creación.

El Concilio Ecuménico Vaticano II ha recordado que "Dios ha destinado la tierra y todo cuanto ella contiene para uso de todos los hombres y pueblos"

En varias encíclicas sociales se nos recuerda la necesidad de que los recursos naturales sean utilizados con justicia y equidad que permitan un desarrollo integral de todos los hombres. Pero son los dos últimos papas los que han incidido más en esta idea.

En el Mensaje de la Jornada Mundial de la Paz del año 1990, Paz con Dios creador, paz con toda la creación, el papa Juan Pablo II señalaba que la "paz mundial está amenazada también por la falta del debido respeto a la naturaleza" e indicaba que la conciencia ecológica no debe ser obstaculizada, sino más bien favorecida, de manera que se desarrolle y madure encontrando una adecuada expresión en programas e iniciativas concretas.

En la Encíclica Caritas in veritate el papa Benedicto XVI subraya que el desarrollo humano integral está estrechamente relacionado con los deberes que se derivan de la relación del hombre con el entorno natural, considerado como un don de Dios para todos, cuyo uso comporta una responsabilidad común respecto a toda la humanidad, especialmente a los pobres y a las generaciones futuras.

Por último en el Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de este año, Si quieres promover la paz, protege la creación, el papa Benedicto XVI nos dice que "sin entrar en la cuestión de soluciones técnicas específicas, la Iglesia, «experta en humanidad», se preocupa de llamar la atención con energía sobre la relación entre el Creador, el ser humano y la creación"

¿Qué debemos hacer como creyentes?
El papa nos lo indica en el documento antes mencionado:

"La cuestión ecológica no se ha de afrontar sólo por las perspectivas escalofriantes que se perfilan en el horizonte a causa del deterioro ambiental; el motivo ha de ser sobre todo la búsqueda de una auténtica solidaridad de alcance mundial, inspirada en los valores de la caridad, la justicia y el bien común.

Cada vez se ve con mayor claridad que el tema del deterioro ambiental cuestiona los comportamientos de cada uno de nosotros, los estilos de vida y los modelos de consumo y producción actualmente dominantes, con frecuencia insostenibles desde el punto de vista social, ambiental e incluso económico. Ha llegado el momento en que resulta indispensable un cambio de mentalidad efectivo, que lleve a todos a adoptar nuevos estilos de vida, a tenor de los cuales, la búsqueda de la verdad, de la belleza y del bien, así como la comunión con los demás hombres para un desarrollo común, sean los elementos que determinen las opciones del consumo, de los ahorros y de las inversiones

No se puede permanecer indiferentes ante lo que ocurre en nuestro entorno, porque la degradación de cualquier parte del planeta afectaría a todos. Las relaciones entre las personas, los grupos sociales y los Estados, al igual que los lazos entre el hombre y el medio ambiente, están llamadas a asumir el estilo del respeto y de la «caridad en la verdad»".
Comisión de Justicia y Paz
Delegacion diocesana de Justicia y Paz de la Archidiócesis de Sevilla