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martes, 26 de enero de 2010

La exposición del Santísimo Sacramento, según el Ritual de la Sagrada Comunión y del Culto de la Eucaristía fuera de la Misa

Observaciones previas
84. Ante el santísimo Sacramento, ya reservado en el sagrario, ya expuesto para la adoración pública, sólo se hace genuflexión sencilla.
85. Para la exposición del santísimo Sacramento en la custodia se encienden cuatro o seis cirios de los usuales en la Misa, y se emplea el incienso. Para la exposición enciéndanse por lo menos dos cirios; se puede emplear el incienso.
93. Congregado el pueblo, que puede entonar algún canto, (no necesariamente el Pangue lingua) si se juzga oportuno, el ministro se acerca al altar. Si el Sacramento no se conserva en el altar en que se va a tener la exposición, el ministro, cubierto con el paño de hombros, lo traslada desde el lugar de la reserva, acompañándole algún ayudante o algunos fieles con cirios encendidos. (Si el Sagrario está en el altar donde se va a tener la exposición no hay por qué utilizar el paño de hombro)
Póngase el copón o la custodia sobre la mesa del altar, cubierta con un mantel. Pero si la exposición se alarga durante un tiempo prolongado, y se hace con la custodia, se puede utilizar el trono o expositorio, situado en un lugar más elevado; pero evítese que esté demasiado alto y distante [10].
Expuesto el santísimo Sacramento, si se emplea la custodia, el ministro inciensa al Sacramento. Después de esto, si la adoración se prolonga durante un tiempo bastante largo, puede retirarse.
94. Si se trata de la exposición solemne y prolongada, conságrese en la Misa que preceda inmediatamente a la exposición la hostia, que se ha de exponer a la adoración, y póngase en la custodia sobre el altar después de la comunión. Entonces la Misa concluirá con la oración después de la comunión, omitiéndose el rito de despedida; y antes de retirarse, el sacerdote ponga el Sacramento, si se juzga conveniente, sobre el trono o expositorio e inciénselo.

La adoración
95. Durante la exposición, las preces, cantos y lecturas deben organizarse de manera que los fieles atentos a la oración se dediquen a Cristo, el Señor.
Para alimentar la oración íntima, háganse lecturas de la sagrada Escritura con homilía o breves exhortaciones, que lleven a una mayor estima del misterio eucarístico. Conviene también que los fieles respondan con cantos a la palabra de Dios. En momentos oportunos debe guardarse un silencio sagrado.
96. Ante el santísimo Sacramento, «expuesto durante un tiempo prolongado», puede celebrarse también alguna parte de la Liturgia de las horas, especialmente las Horas principales; por su medio las alabanzas y acciones de gracias que se tributan a Dios en la celebración de la Eucaristía, se amplían a las diferentes horas del día y las súplicas, de la Iglesia se dirigen a Cristo y por él al Padre en nombre de todo el mundo.
La bendición
97. Al acabar la adoración el sacerdote o diácono se acerca al altar, hace genuflexión sencilla, y se arrodilla a continuación, y se canta un himno u otro canto eucarístico. (No necesariamente el Tantum ergo). Mientras tanto el ministro arrodillado inciensa al santísimo Sacramento, cuando la exposición tenga lugar con la custodia.
98. Luego se levanta y se dice:
Oremos. (Puede cantar la oración en latín o en castellano según los casos. En el Ritual hay otras oraciones posibles en los números 218-223)
99. Dicha la oración, el sacerdote o diácono, tomando el paño de hombros, hace genuflexión, toma la custodia o copón y hace con él en silencio la señal de la cruz sobre el pueblo.

La reserva
100. Acabada la bendición, el mismo sacerdote o diácono que dio la bendición, u otro sacerdote o diácono, reserva el Sacramento en el sagrario (No se reza el “Bendito sea Dios” antes de la reserva. Si se tiene devoción por esta oración puede hacerse en algún momento de la adoración, antes del canto que precede a la Bendición) y hace genuflexión, mientras el pueblo, si se juzga oportuno, hace alguna aclamación (preferiblemente cantada) y finalmente el ministro se retira.
Nota.- Lo que aparece en letra cursiva es un comentario de la Delegación Diocesana de Liturgia de Sevilla.