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Mostrando entradas con la etiqueta Pastoral. Mostrar todas las entradas
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lunes, 28 de noviembre de 2011

Sugerencias de contenido social. Hoja nº 1 de Adviento de 2011


SITUACIÓN ACTUAL

Estamos ante una CRISIS INTENSA, EXTENSA Y PROLONGADA, fruto de la cual más de 1 millón de familias en España siguen viviendo bajo el umbral de la pobreza, al no trabajar ninguno de sus miembros. No podemos ni queremos olvidar la situación de las personas que en el mundo viven en permanente crisis y pobreza, sensiblemente agudizada en estos años. Estas realidades exigen una reflexión y una actuación ética.


https://docs.google.com/document/d/1Ly3-_9s7qAFWGmkMRv9w4e-MdTRW-qNSwamYCHDwAiE/edit?hl=es


Delegación Diocesana de Orientación Social      
Comisión Justicia y Paz
Archidiócesis de Sevilla
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viernes, 25 de noviembre de 2011

El fundamento de la sacramentalidad del matrimonio

La Teología del Cuerpo de Juan Pablo II
ROMA, lunes 14 noviembre 2011 (ZENIT.org).- Ofrecemos a nuestros lectores los pasajes más relevantes de la comunicación al congreso internacional sobre la Teología del Cuerpo, celebrado en el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum, de Roma, del 9 al 11 de noviembre, por el profesor Miguel Paz LC

https://docs.google.com/document/d/1XZAw9OVTkLBAIO39iTEeMphr3AgoA1dw-T9U-oz3uMQ/edit?hl=es
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domingo, 16 de octubre de 2011

ENFERMEDADES DE NUESTRA SOCIEDAD

El Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia (CDSI), en su número 407 es claro con respecto a lo que según Winston Churchill era “el menos malo de todos los sistemas de gobierno”: LA DEMOCRACIA. Dice así:
“La auténtica democracia no solo es el resultado de un respeto formal de las reglas, sino que es el fruto de la aceptación convencida de los valores que inspiran los procedimientos democráticos:

--La dignidad de toda persona humana.
--El respeto de los derechos del hombre.
--La asunción del bien común como fin y criterio regulador de la vida política.

Estos tres principios del sistema democrático establecido en bastantes países del mundo, el nuestro entre ellos, son conculcados en nuestra sociedad, de una u otra forma, por los distintos estamentos que la componen, y dentro de ellos, por particulares, por la sociedad en general o por las instituciones. Unos por comisión y otros por omisión.

Se ha establecido por Ley EL ABORTO y ha quedado en cartera la de MUERTE DIGNA. Con la primera se admite privar a un ser humano, ya formado en el vientre de la madre, a desarrollarse como persona. Con la segunda, aunque su nombre pueda inducir a entender otra cosa, se abre una puerta a la EUTANASIA.

En contraposición la sociedad actual mima hasta el exceso a los animales de compañía, intentando salvar sus vidas mediante costosas operaciones, o bien dedicándole atenciones que las más de las veces rayan en lo esperpéntico: psicólogos, modas, peinados, abrigos, etc.

El párrafo segundo del nº 155 del CDSI es suficientemente clarificador: “El primer derecho…..es el derecho a la vida, desde su concepción hasta su conclusión natural, que condiciona el ejercicio de cualquier otro derecho y comporta, en particular, la ilicitud de toda forma de aborto provocado y de eutanasia”.

Se ha instalado en nuestra sociedad la costumbre de oir o leer los casos de CORRUPCION de políticos de uno u otro signo con toda naturalidad. Sus exculpaciones suelen ser, la inmensa mayoría de las veces, por la persecución que sufren por el Partido opositor declarándose por tanto inocentes, o bien utilizando la táctica del “ventilador”, así como “el tú más”. Ante ésto la sociedad se divide entre los que tienen la misma ideología que el corrupto, absolviéndolo totalmente; los que hastiados o indiferentes miran para otro lado y aquellos que no contentos con estas actitudes deciden luchar, para intentar dignificar la vida política y ciudadana.

Con respecto a esta lacra el nº 411 del CDSI manifiesta: “Entre las deformaciones del sistema democrático, la corrupción política es una de las más graves porque traiciona al mismo tiempo los principios de la moral y las normas de la justicia social”.

El FRAUDE FISCAL. Todos tenemos la obligación de contribuir a la “caja común” de la que la administración del Estado dispone para atender, entre otras, las necesidades básicas y fundamentales de todos los españoles, la sanidad y todo cuanto conlleva (gastos farmacéuticos, atención en hospitales y ambulatorios, nóminas de profesionales, etc.); la educación de los futuros ciudadanos, así como la formación en distintas profesiones; subsidios para atención a

parados o a personas en exclusión; pensiones a mayores, a viudas y huérfanos; vias de comunicación, etc. Pues bien, a sabiendas de que la aportación de cada ciudadano se emplea, en su mayor parte para que revierta en beneficio de todos en la forma indicada, existen poderosos que incumplen esta obligación al no declarar los beneficios percibidos en perjuicio de esa “caja solidaria” que, de una u otra forma, va a beneficiar a todos, como igualmente utilizando la evasión de grandes cantidades a paraísos fiscales para evitar los impuestos.

El nº 193 del CDSI indica que: “La solidaridad, virtud moral traducida en el empeño por conseguir el bien común. Todos responsables de todos.

Es virtud social ya que se coloca en la dimensión de la justicia orientada al bien común, y en la entrega por el bien del prójimo, que está dispuesto a “perderse” evangélicamente, en lugar de explotarlo, y a “servirlo” en lugar de oprimirlo para el propio provecho”.

LA VIOLENCIA. Raro es el día en que no aparece en prensa la noticia de algún hecho violento en especial el maltrato de mujeres con resultado de asesinato. Las autoridades se esfuerzan en atajar esta lacra a través de buenos deseos y avisos que nada tienen que ver con la vivencia de valores, de los que en absoluto está sobrada nuestra sociedad, entre otros el respeto, el diálogo, la libertad y la justicia.

“La raiz de los derechos del hombre se debe buscar en la dignidad que pertenece a todo ser humano. Esta dignidad, connatural a la vida humana e igual en toda persona, se descubre y se comprende, ante todo, con la razón”. (Del Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia nº 153).

LAS RELACIONES SOCIALES ENCRESPADAS. Normalmente no se admiten a nivel ciudadano reconvenciones sobre normas básicas de convivencia, puesto que cada cual, aún infringiendo éstas, se entiende dueño de sus actos aún en perjuicio de la colectividad.

Si de niños se trata, sus familiares, en lugar de dar la razón a quien la tiene, se malcria al futuro ciudadano, ya que en su presencia la mayoría de las veces, se deja en mal lugar a aquel que se ha atrevido a intentar enmendar una conducta errónea.

Profesores de colegios de niños y jóvenes desautorizados por los padres.

Profesionales de la sanidad maltratados de palabra u obra por usuarios.

Insolidaridad en las Comunidades vecinales con respecto a atender soluciones que atañen y benefician a todos, etc.

En la Encíclica de Benedicto XVI “Deus Cáritas Est” se especifica claramente la solución a estos problemas de convivencia.

“Debemos introducir formas de actuación para hacer vida la idea de: dar respuesta a la esperanza, defendiendo a la persona en cada una de sus vicisitudes.”
 
Delegacion Diocesana de Orientación Social
Archidiócesis de Sevilla
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viernes, 9 de septiembre de 2011

REFLEXION (PERSONAL) SOBRE LA JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD

No estuve en Madrid. Aunque sí en la celebración previa de la JMJ que se desarrolló en Sevilla, donde se me ofreció una magnífica ocasión para conocer un poco más el mundo de los jóvenes y tomarle el pulso de sus inquietudes, como coordinador arciprestal y nombrado para tal efecto por nuestra diócesis.

Recuerdo que nuestra ciudad acogió a más de 3.000 peregrinos de todos los continentes y en cuestión de horas, después del tiempo de acogida, las calles y avenidas fueron invadidas de forma variopinta y gozosa. A todos esos jóvenes peregrinos Sevilla les abrió las puertas de par en par, para que entraran sin miedos y con confianza en el corazón de sus habitantes y conociesen nuestras formas de vivir y de sentir nuestro amor, entre otros amores, a Jesucristo. Casi con certeza, así lo pensé y posteriormente me lo ratificaron con sus actitudes, que aquellos jóvenes traían en sus manoseadas mochilas y con sus crucifijos en el pecho, expresando su entusiasmo para proclamar la fe, proyectos, esperanzas e inquietudes, moviéndose con alegría por todos los rincones de la ciudad.

Fueron muchas las familias, parroquias, colegios, conventos, hermandades y particulares las que con gran ilusión dispusieron sus casas y locales para acogerlos durante los días previos a Madrid y durante su estancia entre nosotros se prepararon diversas actividades religiosas, culturales y tradicionales, para poder compartir experiencias, costumbres, fe…

Desde la responsabilidad del cargo, que no busqué expresamente, me puse a trabajar sobre la marcha y sin pérdida de tiempo. Para poner en pie y hacer realidad este gran proyecto, tuve que contar inicialmente con la colaboración de un equipo muy eficaz de voluntarios para dar vida a este evento de la JMJ, y que naturalmente sin dicha aportación humana todo hubiese sido un fracaso; gracias a la colaboración de todos ellos, la JMJ en Sevilla se vivió una experiencia muy gozosa, poniendo todo al servicio del bien común, del Evangelio, de Cristo y del Papa. Una vez entrelazados estos grupos, con mucha ilusión y esperanza, nos pusimos a trabajar para elaborar un programa de actividades, participando activamente en los “Días en la Diócesis” (DED). El programa, intenso y ambicioso, se diseñó con multitud de actividades de carácter religioso, cultural, solidario, festivo e incluso se proyectó una buena plana de intendencia para dar cobijos y comidas a todos los asistentes y para ello una buena fuente de ingresos económicos procedían de las propias hermandades y particulares. Las actividades y actos para los peregrinos fueron variados y muy heterogéneos, como catequesis mariana y vigilia de oración, rutas culturales a distintos monumentos de la ciudad, oración íntima y personal a través de diversos conventos, donde disponían de citas evangélicas en distintos idiomas. Habíamos dispuesto, igualmente, capillas para que pudiesen adorar al Señor y sentir su amor y cercanía. En el Patio de los Naranjos se hallaba la Feria de las vocaciones, donde había instalada una carpa y se explicaba detalladamente el carisma de cada congregación. Todas estas actividades, durante el tiempo que estuvieron entre nosotros, fueron como una muestra de la riqueza cultural cristiana en su proyección universal.

Con alguna frecuencia y de forma espontánea y con un tiempo muy ajustado, nos encontrábamos con otros peregrinos de otros países y en alguna plaza o avenida nos juntábamos y nos poníamos a danzar y a cantar y daban vivas a Cristo; era una forma de intercambiar cultura y de unir con más fuerza nuestra fe cristiana. Aquellos encuentros callejeros fueron impresionantes y llenos de emoción. Recordaba la frase que días después diría el Papa Benedicto XVI recién llegado a Madrid: “El Señor os ha dado vivir este momento de la historia para que gracias a vuestra fe siga resonando su nombre”.

Ciertamente, convivir en aquella JMJ con jóvenes de otras nacionalidades era como descubrir una nueva forma de vivir la fe. Un joven venezolano me explicó que en esta jornada que estaba viviendo en Sevilla, a pesar del intenso calor, había descubierto que Jesús, aquel que nació en un pesebre allá en Belén, era maestro en generosidad y que cuando rezaba notaba que recibía un bien espiritual. Un sacerdote americano me dijo, en otra ocasión, que este tipo de encuentros da mucha esperanza a los jóvenes, que vienen a encontrase con Cristo. Y el grupo de Canadá era divertidísimo, una joven de color, entusiasmada, me dijo sonriente que “por supuesto que el viaje ha valido la pena y que está impresionada al ver a tanta gente del mundo compartir la misma fe y alabar al mismo Dios”.

En verdad, a mí personalmente la JMJ me ha llevado a preguntarme cómo evangelizar a los jóvenes actuales, llevarlos a la vivencia de la fe, a la conciencia de que son hijos de Dios, templos del Espíritu Santo, redimidos por Cristo y llamados a vivir en intimidad con El. El silencio me ha enseñado a ser fermento vivo en aquel ambiente joven y variopinto.

La Jornada Mundial de la Juventud en Sevilla, previa a Madrid, nos dejó a todos recuerdos imborrables. Fueron días maravillosos y la alegría del testimonio cristiano inundó las calles de la capital andaluza, llegando al corazón de todas las personas de buena voluntad. Este encuentro ha servido para romper muchos esquemas sobre la actitud de los jóvenes y la participación en la religión, sobre todo en la católica. “Sed prudentes y sabios, edificad vuestras vidas sobre el cimiento firme que es Cristo”, diría el Papa Benedicto XVI a los jóvenes durante la fiesta de acogida en la Plaza de Cibeles. “Transmitid vuestra alegría especialmente a los que hubieran querido venir y no han podido hacerlo por las más diversas circunstancias, a tantos como han rezado por vosotros y a quienes la celebración misma de la Jornada les ha tocado el corazón”.

También nuestro querido Arzobispo, monseñor Juan José Asenjo Pelegrina, manifestó sus impresiones tras la experiencia vivida en la JMJ, confesando en una carta pastoral que “me ha impresionado el clima intensa y serenamente religioso, el silencio impresionante de la adoración eucarística de la noche del día 20, el ambiente de paz, de fraternidad y familia, que hacía que los jóvenes se sintieran como hermanos, aunque no se conocieran”.

A Madrid no pude ir, repito, pero por los medios de comunicación y por innumerables testigos, supe y sabemos todos que el Papa Benedicto XVI nos ha deja un mensaje de fe, valentía y amor, válido y oportuno para todos los hombres y mujeres. Nos pide que “No os avergoncéis del Señor”, nos pide firmeza para“Que nadie ni nada os quite la paz”, nos pide con devoción “Que recemos para que el mensaje de Jesús lleguen al corazón de los que no creen”. Como bien enfatizó un periodista que lo mejor de la JMJ está aún por brotar: esos frutos de vocación, de entrega a los demás, de ejemplo vivo de caridad, de esperanza.

Ciertamente que tras este encuentro, todo eso está por llegar, pues este ajetreado mundo lo necesita y nuestro país también necesita. Todo un reto, personal y comunitario, para el futuro. No podemos olvidarnos de nuestra tradición cristiana, porque como bien se dice, un pueblo que olvida su historia, es una sociedad que va al abismo.

Para terminar me quedo con lo manifestado, entre otras respuestas, por el Arzobispo de Madrid, el Cardenal Rouco, haciendo balance de la JMJ: “Ha sido una gran fiesta de los jóvenes, donde se ha demostrado que los jóvenes, en la Iglesia, viven la Iglesia a fondo y cuando la Iglesia se presenta ante ellos, se llenan de gozo, de alegría y esperanza, y la transmiten al mundo”.

Alberto Álvarez Pérez
Diácono de la Archidiócesis de Sevilla
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lunes, 25 de julio de 2011

Una JMJ para remover la Iglesia y la sociedad

‘Encuentros Vida Nueva’ reúne a destacadas personalidades en torno al evento de Madrid

Reflexionar, debatir, disentir, soñar… son acciones que se llevaron a cabo en la última edición de ‘Encuentros Vida Nueva’, dedicado a la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) que, en apenas un mes, transformará Madrid y otras muchas ciudades españolas, y que contará con la presencia de Benedicto XVI. Aquí recogemos, a modo de resumen, las aportaciones más importantes.

Un encuentro que fue diálogo sosegado, constructivo, amable… que, como bien se encargó de recordar el cardenal arzobispo emérito de Sevilla, Carlos Amigo, ya es mucho, en una época en la que triunfan las tertulias televisivas donde escasean los argumentos y sobran las voces.

Precisamente, el cardenal Amigo fue uno de los invitados a participar en el coloquio dispuesto a someterse a las preguntas de los jóvenes, que representaron Leticia Isasi, que colabora con Magis 2011, y Ángel Benítez-Donoso, novicio de la Compañía de Jesús.

“Prohibido hablar como viejos”, sorprendió el purpurado en su primera intervención. Quiso así llamar la atención del pesimismo, la apatía en la que vive y se manifiesta la juventud actual, aunque sea una juventud “dinámica, trabajadora…”. No sorprendió tanto que eche de menos, en eventos como la JMJ, espacios para que jóvenes creyentes no católicos puedan participar y, de este modo, ser “una jornada mundial en todos los sentidos”.

En cualquier caso, la JMJ es y debe ser, en palabras de Amigo, “un impulso, un ánimo para la juventud”. En esto último, coincidieron todos los presentes.

Yago de la Cierva, director Ejecutivo de la JMJ, insistió con gran fuerza en que la JMJ “no es la panacea”, ni es la solución a todos los problemas que hay en la Iglesia; “tiene sus limitaciones”. “No puede ser más que una sacudida”, añadió. También dijo que si sirve de acicate para la renovación interior de la Iglesia, se sentiría “muy orgulloso”.

Por su parte, la presidenta del Foro de Laicos, Camino Cañón, señaló que el gran acontecimiento de agosto “puede ofrecer un horizonte de regeneración moral y cultural”. “Hemos tocado techo en relación a las grandes tradiciones morales (utilitarismo, formalismo) y ha llegado el momento de abrir paso a lo que hemos venido llamando ‘los vínculos’. Los jóvenes pueden mostrar que no son seres aislados, desvinculados de otras personas, sino que justamente tienen vínculos con una gran comunidad universal que es la Iglesia, y ahí hay una tradición moral que hay que recrear, con la experiencia y con nuevos lenguajes”,

FRAN OTERO, Vida Nueva




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domingo, 17 de julio de 2011

VACACIONES DE VERANO EN FAMILIA

Gran parte de los españoles están disfrutando de unas merecidas vacaciones, creando un gran momento donde se estrechan las familias. Pero creo que para crear y mantener una familia unida y feliz, humana y cristiana, es indispensable que haya –entre otros valores- una excelente comunicación entre todos sus componentes. De aquí la importancia de crear el hábito de la tertulia familiar, (perdido por mor de esta ajetreada sociedad) es decir, un período del día en el que toda la familia se reúne para conversar, del modo más natural, acerca de las cosas que a cada uno le interesa.

Estas tertulias veraniegas son de gran ayuda (para la pareja en sí) y para que los padres conozcan el mundo de sus hijos, ese mundo lleno de ilusiones, de ingenuidades, de alegrías y de interrogantes, que unas veces exponen con palabras, pero otras han de adivinarse en sus ojos. Es también una herramienta ideal para la formación de los hijos dando criterio cristiano sobre las menudencias de cada día.

Conviene también que los padres abran su corazón a los hijos, les cuenten aquellas cosas que deben saber de la familia.

Lo ideal es lograr que la familia espere esa hora del día para compartir alegrías, ilusiones, ideas, expectativas y por qué no, problemas y tristezas. Es importante que todos los miembros de la familia sientan que tienen la oportunidad de expresar sus ideas o sentimientos, así que como padre de familia no ‘monopolice’ la conversación y dé la misma importancia a lo que dicen los chicos y los más grandes. Las vacaciones es el mejor momento para poder vivir y sentir en familia.

Nosotros, diácono por la gracia de Dios, debemos ser faro de ese mundo familiar y decirle al mundo entero que hoy en día, a pesar de todas las dificultades, la familia sigue siendo un valor en alza y tener en nuestros sentimientos aquella reflexión que regaló al mundo nuestro querido Benedicto XVI : “La familia es un bien necesario para los pueblos, un fundamento indispensable para la sociedad”.

Alberto Álvarez Pérez

Diácono de la Archidiócesis de Sevilla
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martes, 12 de julio de 2011

El Sacramento del Matrimonio en clave de educación Cristocéntrica




En el modelo educativo que transmitimos a los hijos en la familia cristiana, en la parroquia, y en la escuela, existe el riesgo de no poner al mismo Jesucristo como clave central de la educación cristiana. O también puede ocurrir que, en vez de dar la máxima importancia al conocimiento y al amor a Dios, reduzcamos la educación cristiana a una serie de valores morales: buenos modales, solidaridad, sinceridad, etc.
Por ejemplo, llama la atención que a pesar del abandono de la práctica religiosa de muchas familias, sin embargo, no ha disminuido el número de los alumnos matriculados en la escuela católica. Incluso muchos padres no creyentes, matriculan a sus hijos en la escuela católica. ¿Por qué? Obviamente, porque existe una comprensión de la educación muy reducida a una dimensión moral o técnica de la misma, y no tanto religiosa. Se busca en la educación cristiana una especie de "campana de cristal" que proteja a nuestros hijos de los males. Son aquellos padres que dicen: "Vamos a llevar a nuestros hijos a los frailes para que les eduquen. Mientras estén con ellos no aprenderán cosas malas ... Tú, hijo, vete al colegio de frailes, y coge lo bueno. Luego, el día de mañana, si no tienes fe, no pasa nada, pues lo importante es que hayas aprendido algo y seas buena persona". Más o menos, esto es lo que está en el ambiente; se utiliza la Iglesia como un simple medio de protección frente a los males morales, sin acoger su mensaje de fe.
Se trata de una manipulación que pretende reducir la religión católica a su dimensión ética, olvidando que se trata del camino para el encuentro con Jesucristo. Yeso, con todos mis respetos, además de ser una manipulación, no funciona, ni puede funcionar. Los hijos difícilmente se identificarán con unos valores morales cristianos, si no han conocido y se han enamorado de la persona de Jesucristo.
Recuerdo haber escuchado un relato, para explicar esto, referida a la caza del zorro, que practican en Inglaterra y que allí es un deporte nacional. Preparan una jauría numerosa de perros (unos veinte o treinta), los cazadores van a caballo, y se suelta el zorro. En ese momento, todos empiezan a perseguirlo. La cacería se prolonga, los perros se van cansando, pasan las horas y se van descolgando. Al final, sólo unos pocos perros (tres o cuatro) son los que alcanzan al zorro. Uno se pregunta: ¿por qué estos perros han resistido más que los que han abandonado? ¿Eran más jóvenes? ¿Estaban mejor alimentados? ¿Habían sido mejor entrenados? La respuesta es otra: Esos perros han alcanzado al zorro porque lo habían visto al principio; los demás no habían llegado a verlo. La jauría corría porque veía correr, ladraba porque veía ladrar, saltaba porque saltaban los demás. Pero conforme se alarga la carrera, uno se va cansando y se dice: "Oye, que yo no he visto nada. ¿Tú has visto algo? Pues yo tampoco ... Pues dejemos ya de correr". Está claro que pegarse una carrera larga sin haber visto nada, es muy costoso. Y algo así pasa en la vida cristiana.
No puede ser que a nuestros hijos pretendamos darles una educación moral cristiana, diciéndoles lo que deben y lo que no deben hacer, sin que al mismo tiempo les conduzcamos a la relación personal e íntima con Jesucristo, o sin conocer y amar a María, su Madre. Llegará un momento en que dirán: "Oye tú, que es más fácil dejarse llevar en la vida, es más fácil entrar por la puerta ancha que por la puesta estrecha". La educación no puede ser de corte moralista, es decir, no meramente centrada en la moral, sino centrada en Jesucristo, haciendo de Él el centro y el modelo de vida.
Aunque en teoría es obvio que el centro del cristianismo es Jesucristo, muchas veces comprobamos lo contrario. Por ejemplo, tú les preguntas a muchos jóvenes, supuestamente cristianos, qué es el cristianismo y te responden: u ¿El cristianismo? Pues eso: compartir, ser una buena persona, etc". Es decir, han recibido un concepto de cristianismo reducido a un barniz ético; pero, en realidad, no tienen una experiencia de lo que es la relación con Cristo, ni desu amor.
Concluyo con la última de las siete claves: la centralidad de Jesucristo: su persona, su vida, su Redención y su entrega por nosotros. ¡Cristo bendijo el matrimonio y la familia con su presencia en las bodas de Caná, y esto nos permite fortalecer y santificar nuestra vocación matrimonial!
Mons. José Ignacio Munilla
Obispo de San Sebastián
Séptima clave: Educación Cristocéntrica.
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martes, 5 de julio de 2011

El Sacramento del Matrimonio. El liderazgo de la maternidad espiritual y de la paternidad espiritual



No me estoy refiriendo aquí, a la polémica absurda de si en el matrimonio manda el hombre o la mujer. Me refiero a que exista un liderazgo espiritual coherente y coordinado entre el padre y la madre.
¿Qué quiero expresar con el término "Iiderazgo espiritual de la madre"? Es obvio que el amor carnal nos suele llevar a entregamos de una forma muy instintiva: "Yo por mis hijos hago lo que sea, si hace falta doy la vida, voy donde sea ... ". Sí, pero puede ocurrir que esto se compagine con la indiferencia o la omisión hacia los hijos del prójimo, "porque esos ya no son míos". A veces diferenciamos tanto el amor a nuestros hijos del resto de los mortales, que hasta parece que los estamos contraponiendo. De este grave error se suelen desprender muchas consecuencias negativas: El amor a los hijos es posesivo. Se les consiente en exceso. Se les saca la cara siempre y de forma incondicional. Se intenta evitar a cualquier precio el sufrimiento y la experiencia de la cruz ... Se trata de un "amor maternal muy carnal" que hace mucho daño, porque no ama bien. ¡Qué gran lección puede dar una madre a su hijo cuando le enseña a compartir su amor con el prójimo! iEs la mejor lección de justicia que podemos recibir desde pequeños!
Recuerdo haber tenido que llamar la atención a algún niño en la catequesis, en Zumárraga, y encontrarme con la paradoja de que los padres me mirasen con mala cara. Vino la madre a hablar conmigo, y durante la conversación, no terminaba de aceptar que su hijo mereciese ninguna corrección. Hubo un momento en que le dije a la madre: "Oiga, usted y yo estamos en el mismo bando, los dos queremos educar al niño". Pero, por desgracia, el concepto carnal del amor hace que cualquier corrección se perciba como un ataque.
También existe una crisis de "paternidad espiritual". Creo que nuestra cultura, en su reacción contra el machismo, ha pasado de éste a la actitud "acomplejada". la figura del padre está todavía más en crisis que la de la madre. A la madre se le cuestiona mucho menos, pues se caracteriza por sacamos siempre las "castañas del fuego". Pero claro, el padre se pregunta: "¿Y yo, qué posición tengo en la educación de los hijos?" Existe una crisis de liderazgo espiritual paterna, de transmisión de valores, con el riesgo de que el padre se ausente y delegue totalmente en la mujer la educación de los hijos. De hecho, uno de los modelos que más se repiten es el de una madre súper protectora, con un amor muy posesivo hacia sus hijos, combinado con un padre más bien ausente, lo cual suele derivar en grandes crisis de identidad en los hijos.

Mons. José Ignacio Munilla
Obispo de San Sebastián

Sexta clave: el liderazgo de la maternidad espiritual y de la paternidad espiritual.
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martes, 28 de junio de 2011

El Sacramento de la Familia y la familia extensa.



Me quiero referir ahora a los bienes espirituales y morales que se derivan de la familia extensa, contrapuesta a la familia nuclear (que es la reducida al matrimonio y los hijos -si los tienen-l. Según ha avanzado la secularización, todos somos conscientes de que, salvo honrosas excepciones, las familias se han ido aislando en su núcleo. Si antes la familia se relacionaba de una forma mucho más amplia (tíos, primos, abuelos, etc), y eran muy frecuentes entre nosotros los grandes encuentros familiares, actualmente, nos hemos ido reduciendo a un concepto de familia mucho más nuclear, lo cual conlleva una gran pobreza y está muy en la línea de esa cultura individualista de la que hablaba al principio. Más todavía, la reducción a la familia nuclear, está muy ligada a un concepto de amor "carnal" (en el sentido de nuestra propia "carne y sangre"): por los propios hijos hacemos lo que sea necesario, pero nos sentimos ajenos a los que no han nacido de nuestra carne y sangre.
Y/ fijaos bien, no hay una prueba más auténtica de amor en el matrimonio y en la familia que -por ejemplo- la capacidad de amar a la madre de su cónyuge (la suegra), como si fuese la propia madre. Es decir, el amor espiritual hace que mi suegra sea querida y tratada como mi propia madre. i i Es difícil que el esposo/a perciba una prueba de amor superior a ésta por parte de su cónyuge!! (Lo mismo podríamos decir de las demás relaciones familiares extensas: que la cuñada sea como una hermana para mí, etc., etc.). Dicho de otro modo, cuando el matrimonio goza de una buena salud, los vínculos del amor superan la carne y la sangre, Y espiritualizan las relaciones de la familia extensa.
Por desgracia, nos encontramos con muchos matrimonios que viven las relaciones familiares en un nivel muy "carnal": "EI mes pasado fuimos a casa de tu madre, ahora ya nos toca con mi familia" / etc ... Cuando se producen este tipo de discusiones y forcejeos en el seno del matrimonio, es señal de que el amor matrimonial se está viviendo de una forma muy egoísta (desde la propia carne y sangre). Es una señal de que algo está fallando; de forma que, en el mejor de los casos, suele optarse por un "pacto de egoísmos", en el que se reducen las relaciones con la familia extensa, o se reparten entre "Ios míos" y "Ios tuyos".
El reto de espiritualizar el amor matrimonial, abriéndose y enriqueciéndose con la familia extensa, no deja de ser un cumplimiento de aquellas palabras del Génesis: "Ya no serán dos, sino una sola carne". Solamente en esa unión de corazones se puede vivir la familia extensa como un gran regalo: "Tu padre es también el mío, mi madre es la tuya, y tu hermano es el mío".
Con respecto a los abuelos, quisiera hacer una mención aparte, por el gran apoyo que están suponiendo en este momento a las familias. En mi opinión existen dos riesgos opuestos:
Por una parte, el riesgo de que el apoyo que se pide a los abuelos sea excesivo; un "escaquearse" de lo que nosotros debiéramos aportar a los hijos. Por ejemplo, cuando la formación religiosa se apoya exclusivamente en los abuelos, aunque al principio parezca algo sin consecuencias, al cabo de un tiempo suscitará la crisis en los niños, quienes terminarán por decir: "Esto de la fe debe ser cosa de viejos, porque el aita y la ama se dedican a las cosas verdaderas de la vida: ganar dinero, etc". Los ojos de los niños son una auténtica cámara grabadora que todo lo capta. Por el contrario, también se da el peligro de signo contrario: cuando existen malas relaciones con la familia extensa, los niños suelen estar condenados a perder la riqueza educacional de los abuelos. No hace mucho, me decía una abuela que había ido a visitar a su nieto mientras la nuera estaba trabajando; y que la nuera le había dicho a su hijo: "Di le a tu madre que aquí no entra si nosotros no estamos, y además nos tiene que avisar de que va a venir". Me lo decía llorando.
Mons. José Ignacio Munilla
Obispo de San Sebastián
Quinta clave: la familia extensa.
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martes, 21 de junio de 2011

El Sacramento del Matrimonio, como donación dentro de la familia



La familia está pensada como un instrumento privilegiado para llevar a cabo esa llamada que Dios nos ha dirigido a todos los seres humanos, de emplear "a tope" los talentos que cada uno hemos recibido, sin enterrarlos ni esconderlos. Jesús dice en el Evangelio: "El que busque su vida para sí la perderá, y el que la pierda por mí la encontrará". Pues bien, el matrimonio y la familia son un camino privilegiado para vivir esta palabra de Cristo.
Ahora bien, está claro que el nivel de donación, dentro de la familia, puede ser más grande o más pequeño. El motor puede estar a más o a menos revoluciones. Y por ello conviene hacer una revisión de la "salud" y de la "calidad" de este "motor de la vida",
Por ejemplo -y lo digo para todos los casados, que estáis aquí- suponeos que no os hubieseis casado ... ¿Qué sería de vosotros si no hubieseis formado una familia, si vuestro
proyecto de vida fuese solitario? Soy consciente de que la pregunta tiene algo de ciencia ficción, pero me atrevería a deciros que habría muchas posibilidades de que fueseis más egoístas y menos santos de lo que sois actualmente. Existiría un notable riesgo de que todo girase en torno al bienestar personal, a la llamada "calidad de vida", a sentirse cómodos ...
Pues bien, la vocación familiar es muy sanadora del egocentrismo. Tiene una capacidad muy grande de hacer de nuestra vida una donación generosa para los demás. Y, además, de una forma en la que uno ni tan siquiera se percata de su propia generosidad. En la familia, uno es capaz de hacer cosas heroicas, que si tuviera que hacerlas para los de fuera de casa, sería considerado como un "santo de canonizar" ... Por ejemplo, sería incuantificable si hubiese que IIfacturar" las horas extras, nocturnidad, riesgos, etc, que se dedican a lo largo de un año, en el seno de la familia. ¡Nos enfrentaríamos ante una factura imposible de abonar! Y, sin embargo, esto tiene lugar dentro de la familia de una forma cuasi espontánea -aunque a veces hay que reconocer que también cuesta-o Dios nos da el don de hacerla como si no nos estuviese costando. Aquí también se cumple de alguna forma la frase evangélica: "Que no sepa tu mano derecha lo que hace la izquierda". La vocación matrimonial nos preserva en gran medida de los egocentrismos, de estar toda nuestra existencia mirándonos al ombligo; nos da una gran capacidad de sacrificio, y nos empuja a dar lo mejor de nosotros mismos. Se trata de la mejor terapia para la sanación del narcisismo, tanto para los mayores como para los pequeños. De hecho, los hijos que crecen con la experiencia de vivir y compartirlo todo en familia (de forma especial cuando ésta es numerosa), son fácilmente preservados del egocentrismo.
Ocurre que en la medida en que ha avanzado la crisis de la secularización, también se ha relajado en el seno de la familia el nivel de la entrega generosa. Pongamos otro ejemplo: con frecuencia se oye a quienes deciden casarse: IINosotros ahora queremos disfrutar de la vida, más adelante ya tendremos hijos" ... Les escuchas y piensas en tu interior: IIMadre mía, ¿posponer los hijos para disfrutar de la vida?" ... Si yo fuera su hijo, todavía en el seno de Dios, les gritaría diciendo, "Aita, ama, no me traigáis al mundo, que no quiero amargaros la vidall• En fin, permitidme esta ironía ... Nosotros hemos conocido unos padres en los que el concepto de felicidad casi se identificaba con el de entrega: absolutamente olvidados de sí mismos y absolutamente felices; y más felices cuanto más olvidados.
Por eso la secularización ha conllevado una menor generosidad de entrega en el matrimonio, de entrega a los hijos. La crisis de natalidad que tiene Occidente, es una crisis muy compleja, ciertamente, con muchos factores. Pero no sólo tiene factores y motivos coyunturales. También tiene razones morales y espirituales. La crisis de natalidad, el hecho de que Guipuzcoa tenga un índice de natalidad de l,l-lejísimos del 2,3-2,4 necesario para el relevo generacional-, obviamente, tiene también raíces morales y espirituales. Claro que puede haber factores externos en la disminución de la natalidad como las crisis económicas, pero paradójicamente, cuando la economía ha sido pujante, el índice de natalidad ha subido poquísimo, incluso a veces hasta ha bajado. Se trata pues, de una crisis espiritual en nuestra cultura. Es obvio que la paternidad y la maternidad lo piden todo de nosotros yeso choca frontalmente con la menor capacidad de entrega, así como la menor capacidad del olvido de nosotros mismos.

Mons. José Ignacio Munilla
Obispo de San Sebastián.
Cuarta clave: la donación dentro de la familia.
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miércoles, 15 de junio de 2011

El Sacramento del Matrimonio y la Comunicación



Nos referimos a la comunicación fluida y profunda dentro del matrimonio. Con frecuencia ocurre que, a pesar de que nos queremos mucho, sin embargo, no sabemos expresarlo; más aún, a veces ocurre que nos queremos mal, de una forma equivocada. ¡No es lo mismo quererse mucho que quererse bien!

Los sacerdotes solemos escuchar frecuentemente las lamentaciones de quienes sienten un sufrimiento grande tras la muerte de un ser querido, por el remordimiento de no haber sabido expresarle suficientemente cuánto le querían: "Vo quería profundamente a mi madre, a mi abuelo, etc, pero nunca se lo he dicho explícitamente, sino que siempre hemos vivido como el perro y el gato, haciéndonos sufrir. No sé muy bien por qué, pero siempre he tenido una dificultad de comunicación en el hogar. Es como si hubiese reservado lo más amargo de mi carácter para los de casa". Es una paradoja bien conocida: reservamos nuestro lado más insufrible para los seres queridos, y en la calle vamos conquistando a la gente, haciéndonos los simpáticos. Como suponemos que los de casa ya están conquistados, ahí no nos esforzamos nada. ¡Es una de esas contradicciones que más nos pueden hacer sufrir!

Hace poco estaba visitando a un enfermo en el hospital, que estaba muy mal, y su mujer me decía que su esposo enfermo no solía querer que nadie se quedase a su lado, excepto su propia mujer. Me decía lo siguiente: "El caso es que a mí me trata a patadas, pero quiere que esté yo junto a él, porque no se va a atrever a tratar así a otro" ... ¡Somos un misterio difícil de expresar! Pero el mismo refranero refleja esta paradoja: "Donde hay confianza da asco". A pesar de que nos queramos mucho, tenemos dificultades para queremos bien, además de para saber expresamos lo que sentimos. ¡Saber expresarse bien es todo un arte!

Recuerdo que en el Seminario, entre la filosofía y la teología, se nos invitó a los seminaristas a hacer libremente un curso de espiritualidad. Y dentro de ese curso se abordó algo tan delicado como el aprender a expresar lo que pensábamos unos de los otros, intentando decirlo sin ofendemos, con plena objetividad y con el deseo de ayudamos. El experimento era muy arriesgado, porque si no se abordaba de forma adecuada, podía hacer más mal que bien. Sin embargo, lo recuerdo como uno de los pasos más importantes en mi vida: fue una verdadera educación en la comunicación y en el aprendizaje de la expresión de nuestros sentimientos y convicciones. Pues bien, en este terreno también existe una gran dificultad en la vida familiar, hasta el punto de ser una de las principales causas de las crisis y de las rupturas: la dificultad en la comunicación.
Esta dificultad, combinada con el orgullo, resulta ser una especie de "bomba", porque el orgullo dificulta mucho más las cosas. ¡El orgullo es la tumba de muchos matrimonios! En nuestra Diócesis tenemos el Centro de Orientación Familiar que trata a muchas parejas. Tiene una gran demanda, -gracias a Dios, hay parejas que quieren afrontar los problemas, sin limitarse a padecerlos- y la mayor parte de los casos que se atienden son por dificultades en la comunicación.
Por lo tanto, no sólo tenemos que queremos mucho, sino queremos bien. Que no se diga de nosotros lo que afirma el refrán vasco: "Kalean uso eta etxean otso" ("En la calle soy paloma y en casa soy un lobo"). Tengamos en cuenta que la familia no sólo es la "escuela de todas las virtudes", sino también, "el escaparate de todos los defectos".
Por ello, el mayor regalo que podemos hacer a la familia es la propia conversión. Es el mayor regalo que le puede hacer un padre a un hijo, un esposo a una esposa, unos hijos a una madre, etc. ¡He aquí el mayor regalo!: Ofrecer por la familia la firme decisión y el empeño de la conversión personal.

Mons. José Ignacio Munilla

Obispo de San Sebastián.
Tercera clave: la comunicación.
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martes, 7 de junio de 2011

El sacramento del Matrimonio con el Amor a Jesucristo



No olvidéis que en el momento de vuestra unión matrimonial, la Iglesia os recordó que el amor de Cristo ha de ser vuestro modelo de amor. El matrimonio cristiano es amarse en Cristo. Se dijo en la celebración del sacramento: "Juan, ¿te entregas a Carmen como Cristo se entregó a su Iglesia?", Y lo mismo a la esposa: "¿Te entregas a tu esposo como Cristo se entregó a su Iglesia; como la Iglesia se dejó amar por Cristo?" Por lo tanto, nuestro modelo de amor es Jesucristo, y esto no es ninguna consideración poética: uno ama dependiendo de qué modelos, de qué referencias tenga. Nuestra "referencia" y nuestra "fuente" es Jesucristo, su estilo de amor, de entrega, de donación, de "amor crucificado". V esto nos debe ayudar para sanar el concepto de amor meramente "romántico" que existe en nuestra cultura.
Va sé que algunos podríais replicarme que nuestra cultura no es precisamente muy romántica. ¡Es verdad! Muy al contrario, existe una falta de finura y delicadeza muy patente. Pero sí creo que nuestra cultura es "romántica" en cuanto a su concepción del amor, reducido a mera emotividad, confundido con los impulsos y sentimientos más superficiales. ¡El amor es reducido fácilmente a lo emocional! Y para justificar la infidelidad en el amor, se aduce con frecuencia que tenemos que ser sinceros con nuestros sentimientos, con nuestras emociones; y que el amor es "cambiante". Con el paso de los años, se afirma que se ha perdido la IIchispa" del amor, V que, en consecuencia, hay que buscar lila química" en otro lado ...

Por desgracia, este concepto llromántico" de amor está muy extendido; y si no, basta fijarse con un poco de detalle en las letras de las canciones de moda, o en los modelos que se presentan en las series de televisión, en el cine ... El amor se reduce fácilmente a lo emotivo. Pero claro ¿qué ocurre? ¡Que eso no se corresponde con la verdad antropológica del hombre V de la mujer! Es verdad que el amor afecta a lo emocional, pero lo supera ...

Por cierto, esto es aplicable a todas las vocaciones, también a los sacerdotes va los religiosos. No penséis que un sacerdote cuando celebra la Misa lo hace siempre con la máxima emoción V sentimiento. HaV mañanas en que te tienes que pellizcar un poco para no dormirte; en las que no estás, precisamente, lleno de devoción ... Las personas consagradas a Dios también tenemos muchos momentos en los que vivimos nuestra relación con Dios en IIsequedad". Algunos días no sentimos nada en la oración; pero en otros momentos Dios nos puede conceder una gran intimidad V un gran gozo en la relación con él... Es decir, no es lo mismo la fe, que el sentimiento de la fe: uno puede tener una fe muy firme, llena de afectos V emociones; pero también puede ser muy firme su fe, a pesar de que no sienta nada V carezca de afectos.

En lo que respecta al amor de pareja IIromántico" (en el sentido al que me refería antes) me atrevería a afirmar que detrás de él se esconde la inmadurez: En vez de ser la razón V la voluntad las que gobiernan nuestra vida, son más bien los sentimientos V las emociones los que se acaban imponiendo y nos acaban arrastrando ... La madurez se da cuando es la razón la que ilumina la voluntad, y ésta ilumina los afectos. Por el contrario, la inmadurez es patente cuando dejamos que las emociones se impongan a la voluntad, y la voluntad a la razón.
Por ejemplo, puede ocurrir con facilidad que a lo largo de nuestra vida matrimonial o de nuestra vida consagrada, nos sobrevengan sentimientos V emociones hacia otras personas, contradictorios con nuestro compromiso de vida. ¿y cómo deberemos actuar en ese caso? Pues obviamente, tendremos que saber decir: para el carro, que esto que se me ha pasado por el corazón es totalmente contradictorio con la fidelidad a mi matrimonio, o con la fidelidad al sacerdocio". Ya sé que lo que he dicho entra en contradicción con la cultura "romántica" que da vía libre a las emociones, pero es que sólo el hombre y la mujer maduros, son capaces de ordenar sus afectos. Y esto no es "reprimir" nuestro mundo afectivo, como muchos dirían; sino más bien "gobernarlo".

Dicho de otra manera, amar no es sólo sentir; amar es "querer, querer". Ya sé que esto que digo es un tanto "políticamente incorrecto", pero es así: jamar no es sólo sentir, amar es querer querer! No es sólo el amor el que hace durar el matrimonio, sino que también es el matrimonio el que hace durar el amor. El hecho de estar casado, de haber tomado una "determinada determinación" de entregar la vida en el matrimonio, obviamente, preserva el amor, en medio de muchas fluctuaciones o crisis que podamos tener a lo largo de nuestra vida. Y es que, a pesar de que la vida es corta, a su vez, es lo suficientemente larga como para que en ella tengamos que acometer numerosas crisis y pruebas. No conozco a ningún matrimonio que nunca haya tenido momentos de crisis ... La vida es corta pero, ida para mucho!
Supongo que os sonará la expresión que dice: "Hay que quemar las naves". Pues bien, tiene su origen en un episodio histórico. Allá por el año 335 a.c., Alejandro Magno se disponía a conquistar Fenicia. En cuanto él y sus hombres llegaron a las playas, desembarcaron y se encontraron con que Fenicia estaba perfectamente defendida, con unas murallas que parecían inexpugnables, con muchos más defensores que atacantes. Y, claro, los capitanes de Alejandro Magno le dijeron: "Vámonos de aquí, que no hay nada que hacer. Va volveremos en otro momento". Entonces fue cuando Alejandro Magno pronunció la famosa orden: "Quemad las naves" ... Y, ante el estupor de los soldados, las quemaron. De esta forma, se encontraron entre la playa y las murallas de Fenicia, sin posibilidad de volver atrás: "Ahora, o conquistamos Fenicia, o aquí terminan nuestros días". Y, claro, iconquistaron Fenicia! No cabe duda de que la conquista fue posible porque las naves habían sido quemadas; de lo contrario, en el fragor de la lucha, fácilmente hubiesen caído en la tentación de retroceder y de huir ... Algo de esto pasa también en la vida matrimonial cuando uno es consciente de que amar no solo es sentir emociones; sino que también es "querer querer". De esta forma, los problemas se cogen por los cuernos, sin huir ni escapar de ellos.

Soy plenamente consciente de que el amor matrimonial maduro no está desligado de los afectos y sentimientos. Por el contrario, la afectividad y la sexualidad han de estar educadas e integradas en la vocación al amor. Pero claro, las crisis sobrevienen, y especialmente, en esos momentos es fundamental nuestro modelo y referencia de amor: Jesucristo. Ésta es la clave de los cristianos: el amor crucificado.
Mons. José Ignacio Munilla Aguirre
Obispo de San Sebastián.

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martes, 31 de mayo de 2011

El sacramento del Matrimonio es un camino para la unión con Dios




Se trata de recordar y revivir este principio básico: El matrimonio es una vocación para la unión con Dios. Obviamente, también lo es para la unión del hombre y la mujer ... Pero es que resulta que en nuestro subconsciente, está presente el concepto de que el sacerdocio o la vida religiosa, son el camino para la unión con Dios (el sacramento "religioso"); mientras que el sacramento del matrimonio sería algo así como el sacramento "no religioso", el sacramento ­digamos- "mundano". Los religiosos y los sacerdotes serían aquellos que apuestan por la unión con Dios, mientras que en el sacramento del matrimonio la apuesta sería distinta, no explícitamente para la unión con Dios. Partimos así de una imagen equivocada que hemos de purificar. Porque, en realidad, subamos a un monte por una ladera o por otra -hay muchas laderas para subir al monte-, al final llegamos al mismo pico, a la misma cumbre. Y de esto tenemos que convencemos: el sacerdocio, la vida religiosa y el matrimonio suben a la misma meta, y son caminos de una vocación a la unión plena con Dios.

Ocurre quizás que en el matrimonio, en la vida de familia, existe un innegable riesgo de quedar absorbido por muchos problemas a lo largo del "camino": los agobios, la hipoteca, los niños, enfermedades, colegios, trabajo, etc. El riesgo del matrimonio y de la familia es quedarse inmerso en estas preocupaciones, olvidándose de la "meta" a la que nos dirigimos. Por el contrario, el riesgo más inmediato del sacerdocio o de la vida religiosa, no es tanto el de olvidar la meta a la que nos dirigimos ... (¡Tendría delito!, como se dice popularmente, que los sacerdotes y religiosos nos olvidásemos de que Dios es nuestra meta). El peligro principal, en nuestro caso, suele ser el de configurar nuestra vida como si fuésemos unos "solterones". (Que me perdonen los solteros, porque utilizo la expresión en un sentido negativo). Me refiero al riesgo de buscar un estatus de vida acomodada, a no entregar plenamente la vida, a no vivir enamorados de la vocación que Dios nos ha dado; a ser una especie de "funcionarios acomodados" (¡y que me perdonen también los funcionarios!).

Pongo un ejemplo para iluminar lo anterior: Cuando los sacerdotes visitamos a las familias, -a mí siempre me ha gustado mucho en mi vida sacerdotal visitar a las familias- te invitan un día a cenar, y ves lo que es una familia con todos sus niños. V ves que en una familia hay una entrega plena, y no hay "tregua", los niños lo piden todo, y los padres no tienen nada para sí, ni un metro cuadrado ni un minuto para sí mismos, no se poseen en propiedad, son totalmente para darse entre ellos y para darse a los niños. Y, ¡cómo no!, te llama profundamente la atención esa experiencia que comparten contigo. Uno sale de esa visita admirado de cómo ellos han entregado su vida totalmente, y cuestionándose si nosotros, los sacerdotes, actuamos con la misma generosidad: ¿Vaya poner límites a mi servicio sacerdotal, reduciéndolo a unas horas de despacho, o a unas circunstancias o momentos limitados? Obviamente, los sacerdotes y religiosos tenemos el riesgo de planteamos la vida como un solterón; y, por ello, la vida de plena entrega en el seno de la familia, es un estímulo muy grande para recordar que Dios también nos ha pedido y nos ha ofrecido, a través del celibato, un corazón esponsal de plena entrega.

Y al revés, un sacerdote, un religioso, le recuerdan a la familia que su camino es camino de unión con Dios, que no están únicamente para solucionar los problemas de esta vida, que son muchos; sino, que en medio de todo eso, están caminando, están peregrinando hacia la misma meta que el sacerdote y el religioso: Dios. Quiero decir con esto que nuestras vocaciones, todas ellas, se complementan y se iluminan unas a otras. Mi primera consideración es ésta: recordad que el matrimonio, la familia, es una vocación para llegar a Dios, para llegar al Cielo.




Mons. José Ignacio Munilla Aguirre

Obispo de San Sebastián.
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jueves, 5 de mayo de 2011

El Abecedario de la JMJ 2011



Acogida
Existen dos modelos de alojamiento: en grandes espacios (colegios, parroquias, polideportivos, etc.) para grupos grandes de peregrinos, o en casas de familias, más indicado para grupos pequeños.



Benedicto XVI
«Intentad acoger cada día la Palabra de Cristo. Escuchadle como al verdadero Amigo con quien compartir el camino de vuestra vida. Con Él a vuestro lado seréis capaces de afrontar con valentía y esperanza las dificultades, los problemas, también las desilusiones y los fracasos.»


Catering
Los inscritos con manutención recibirán cheques de comida, que se canjean en más de mil restaurantes en toda la Comunidad adscritos a la JMJ. Muchos establecimientos ofrecerán también la comida o la cena para llevar.





Días en las Diócesis
El programa va del 11 al 15 de agosto. Para participar hay que inscribirse en la JMJ y señalar la diócesis elegida. A la práctica totalidad de las diócesis españolas se han sumado la diócesis francesa de Bayona y Gibraltar.



Euros
La JMJ se autofinancia: las autoridades públicas no aportan dinero a la JMJ. Las inscripciones son la principal fuente de financiación de la JMJ; el resto es cubierto por empresas y particulares.


Festival de la Juventud
Madrid será una fiesta internacional, con actividades musicales, artísticas, históricas y tradicionales españolas y de todos los rincones del planeta. Los actos culturales de la JMJ tendrán lugar del 15 al 19.



Gobierno
El Gobierno de España, la Comunidad de Madrid y Ayuntamiento de Madrid colaboran eficazmente en los temas de su competencia, para que esta cita juvenil mundial sea un gran éxito para España y para Madrid.



Hoteles
La organización no se ocupa de aquellos peregrinos que desean alojarse en hoteles, y delega la gestión en Viajes El Corte Inglés, la agencia oficial de viajes.


Inscripciones
La inscripción es online. Todas las modalidades de inscripción incluyen seguro de accidente, transporte público, mochila y acceso prioritario a los actos centrales.



Jóvenes voluntarios
Son la columna vertebral de la JMJ. Se necesitarán 20.000 voluntarios: quien desee participar ha de inscribirse a través de la página web.



Kairós
La JMJ contará con una Feria de las Vocaciones, ubicada en el Parque del Retiro. Todos los movimientos y realidades eclesiales están invitados a participar en esta muestra de la riqueza espiritual de la Iglesia.



Liturgia
El tesoro de la liturgia, cuidada con esmero hasta los más pequeños detalles (en los ornamentos sagrados, la atención a las rúbricas, la música, la distribución de la comunión, etc.) ayudará a descubrir la belleza de la fe a muchos jóvenes.



Mochila
La mochila contiene un Evangelio, el Libro del Peregrino (para seguir las ceremonias), la Guía de la JMJ (con el programa, la agenda cultural, etc.), el catecismo YouCat, la camiseta de la JMJ, una gorra, un abanico y un rosario.



Números
La Jornada Mundial de la Juventud es el encuentro de jóvenes más numeroso del planeta. Por los datos que llegan de distintos países, la edición de Madrid tendrá una participación multitudinaria.



Obispos
Numerosos obispos de todo el mundo –casi un cuarto del episcopado mundial participarán en la JMJ 2011, junto al Papa y acompañando a los jóvenes de sus diócesis. En esos días, Madrid será el centro de la Cristiandad.


Prensa
La participación de medios nacionales e internacionales alcanzará números muy altos: se espera acreditar a más de 5.000 profesionales de la información.



Quién es quién
La JMJ depende del Pontificio Consejo de Laicos, organismo de la Santa Sede presidido por el cardenal Stanislaw Rylko; y del Comité organizador local, presidido por el Cardenal Antonio María Rouco Varela.


Reconciliación
Para acercar a los jóvenes el sacramento de la reconciliación, el Parque del Retiro acogerá una ‘Fiesta del perdón’, donde los asistentes a la JMJ dispondrán de varios cientos de sacerdotes que escucharán confesiones en muchos idiomas.



Solidaridad
El Fondo de Solidaridad sirve para permitir que participen en la JMJ jóvenes de países en guerra o serias dificultades económicas. Al inscribirse se pide un donativo de 10€ a cada uno de los jóvenes.


Transporte
La red de transporte de Madrid es una de las más completas del mundo. El abono de transporte está incluido en la inscripción, y facilitará la movilidad por toda la Comunidad.



Universal
La JMJ es una muestra de la universalidad de la Iglesia Católica. Se esperan peregrinos de prácticamente la totalidad de países del mundo.



Visados
El Gobierno de España estudia la concesión de visados gratuitos, siguiendo un protocolo que los facilite los peregrinos que vengan con instituciones eclesiales, y garantice al mismo tiempo que no se genera inmigración ilegal.



Website
La página www.madrid11.com es la primera y principal fuente de información acerca de este acontecimiento: programa y horario de los actos, modalidades de inscripción, audiovisuales y carteles promocionales descargables, etc.



XX
Los inscritos tendrán un pase del peregrino, que les asignará un lugar reservado en los actos centrales, y les dará acceso gratuito a las actividades culturales del Festival de la Juventud.



YouCat
YouCat, abreviación de Youth Catechism, un catecismo escrito para jóvenes, prologado por Su santidad Benedicto XVI, y que será entregado a los participantes.



Zonas
Las zonas de los actos centrales, divididas en sectores para garantizar el orden, la atención y la seguridad de todos, se asignan en función de la proveniencia de los inscritos y de la fecha en que formalicen completamente su inscripción.



Información de contacto:
Marieta de Jaureguizar
Subdirectora de Medios – JMJ Madrid 2011
Plaza San Juan de la Cruz, 2b – 28003 Madrid
Tel: (+34)91 342 67 79 – 638672099 - Email: medios@jmj2011madrid.com
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sábado, 12 de marzo de 2011

Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC)


Queridos amigos:

Me pide Andrés que comparta con vosotros algunas ideas y experiencias en relación con la HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica) Muchos supongo que la conocéis o conocéis a alguien que pertenece a ella. Sería muy amplio hablar de todo lo que la HOAC ofrece a la Iglesia y al mundo obrero –que, pese a cuanto se dice, sigue existiendo, ¡vaya si existe!- por eso voy a intentar ser conciso y expresar algunas ideas a modo de “píldoras”.

¿Quiénes somos?
Somos Iglesia en el mundo obrero y del trabajo, y mundo obrero en la Iglesia. Somos Acción Católica y Pastoral Obrera. Somos mujeres y hombres trabajadores que tenemos una experiencia y una aventura.La experiencia de sentirnos amados por Jesucristo. La aventura de vivir esta experiencia construyendo la justicia que brota de ella, procurando que los empobrecidos del mundo obrero lleguen a ser los protagonistas de su vidas.
El trabajo es cada día más escaso y más precario. Las personas son utilizadas como instrumentos de producción y consumo cuyo coste hay que reducir al mínimo. Sin embargo, la persona es lo más importante de todo cuanto existe y sus posibilidades de vida dependen de su trabajo. Las necesidades básicas de la persona: salud, educación, vivienda, descanso…, se han convertido en un lujo para muchos trabajadores y trabajadoras, y para quienes no pueden acceder a un empleo. Pensamos que el trabajo debe posibilitar los recursos necesarios para vivir con dignidad y formar una familia.
El mundo obrero y del trabajo sigue sufriendo el empobrecimiento y la injusticia a través de la precariedad laboral, la economía sumergida y la flexibilidad de las condiciones de trabajo. A través del desempleo, la pobreza y la exclusión.A través de la subordinación de la función humanizadora y educadora de las familias obreras a las exigencias de la producción y consumo. A través de la discriminación y precariedad que sufren las mujeres trabajadoras, especialmente las trabajadoras pobres. Y a través de las condiciones de vida y de trabajo que padecen los trabajadores inmigrantes.Y además, muchos sectores del mundo obrero y del trabajo, como la mayor parte de nuestra sociedad, se muestran indiferentes ante este sufrimiento. Y quién no escucha el clamor de los débiles quiebra su proyecto de humanidad, se deshumaniza.
¿Ante esto, qué ofrecemos?
Lo que nos pide la Iglesia que hagamos. No tenemos otro proyecto que el de la Iglesia:
Construir un proyecto de humanización que nos ayude a vivir en libertad: optando por la comunión frente al individualismo; por la solidaridad frente a la competencia y por el ser frente al tener.
Compartir la vida con nuestros compañeros y compañeras de trabajo, con nuestros vecinos del barrio, del pueblo…, y plantearnos con ellos qué podemos hacer para que nuestro mundo sea más justo y más humano.
Transmitir el tesoro de la fe en Jesucristo y su Evangelio, clave para la reconstrucción de la persona y del mundo.
¿Cómo dar respuesta ante esta realidad?
Viviendo y actuando desde Jesucristo: una manera de vivir que une nuestra existencia a los más empobrecidos del mundo obrero y una manera de actuar que transforme la realidad hacia el Reino de Dios y su Justicia y donde las víctimas del mundo obrero y del trabajo sean los verdaderos protagonistas. Por ello en la HOAC nos proponemos desarrollar un Quehacer Apostólico Comunitario que:
• Responda a las situaciones de empobrecimiento e injusticia del mundo obrero. En concreto a:
1. Flexibilidad y precariedad del empleo y condiciones de trabajo
2. Paro, pobreza-marginación y exclusión social generados por el mercado de trabajo.
3. Dificultades que vive la familia obrera y educación
4. Dificultades que viven y sufren las mujeres en el mundo obrero
5. Condiciones de vida y trabajo de los inmigrantes.
• Lo desarrollamos a través del Proyecto Evangelizador del militante, en los ambientes y organizaciones obreras, y a través de la Acción y Difusión de la HOAC como Iglesia en el mundo obrero.
• Es una respuesta amorosa y agradecida a la experiencia del amor gratuito que Dios derrama entre nosotros: una acción de gracias, con nuestros compañeros y compañeras del mundo obrero y del trabajo.
• Está fundamentado en el encuentro personal y comunitario con Jesucristo muerto y resucitado, que vive en la Iglesia y que está presente en nosotros y en toda la realidad, especialmente en los empobrecidos. También en las víctimas del mundo obrero y del trabajo.
• Une compromiso y contemplación, fe y justicia. Que nace y nos lleva a ser místicos de ojos abiertos en el corazón de la realidad obrera, uniendo nuestras vidas a las de Jesús en las víctimas.
• Necesita de la oración personal y comunitaria, de la vivencia y el cultivo de los Sacramentos, de la formación como proceso de construcción de nuestra humanidad desde Jesucristo.
¿Con qué contamos para ello?
El cambio de nuestro mundo exige nuestra propia transformación personal. La formación, con el método acción-reflexión-acción, nos posibilita actuar con criterios humanizadores e ir forjando en nosotros actitudes cristianas y liberadoras.
Nos exige el compromiso que, junto con otros, realizamos como aportación real a la toma de conciencia y a la transformación de las personas y del pequeño mundo en que vivimos.Como fundamento de este proceso reconocemos la acción del Espíritu de Jesús que trabaja en nosotros y en todos.
Para percibirlo así y responder adecuadamente, cuidamos la espiritualidad cristiana como dinamismo que posibilita la entrega, fortalece en la lucha y anima la esperanza de la vida comprometida.
Os invito a conocer más en http://www.hoac.com.es/y a acercaros a las experiencias de los militantes en cada una de vuestras diócesis, que seguro que os llenan de esperanza.
Fernando Carlos Díaz Abajo
Consiliario de la HOAC y Director del Departamento de Pastoral Obrera de la Conferencia Episcopal Española
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domingo, 30 de enero de 2011

EL BIEN COMÚN


Vivimos unos momento en los que parece primar más el individualismo, el sálvese quien pueda, el que cada uno se interese solo por lo que le compete, que se resuelvan los asuntos de los más cercanos sin pensar en los que nos caen más lejos. En momentos así conviene tener en cuenta lo que nos dice la Iglesia a través de su Doctrina Social: trabajar por el bien común

¿Qué es el bien común?
La Constitución Gaudium et spes nos lo define como «el conjunto de condiciones de la vida social que hacen posible a las asociaciones y a cada uno de sus miembros el logro más pleno y más fácil de la propia perfección»

Una sociedad que, en todos sus niveles, dirá Juan XXIII en Pacem in Terris, quiere positivamente estar al servicio del ser humano es aquella que se propone como meta prioritaria el bien común, en cuanto bien de todos los hombres y de todo el hombre. La persona no puede encontrar realización sólo en sí misma, es decir, prescindir de su ser «con» y «para» los demás. Esta verdad le impone no una simple convivencia en los diversos niveles de la vida social y relacional, sino también la búsqueda incesante, de manera práctica y no sólo ideal, del bien, es decir, del sentido y de la verdad que se encuentran en las formas de vida social existentes. Ninguna forma expresiva de la sociabilidad –desde la familia, pasando por el grupo social intermedio, la asociación, la empresa de carácter económico, la ciudad, la región, el Estado, hasta la misma comunidad de los pueblos y de las Naciones– puede eludir la cuestión acerca del propio bien común, que es constitutivo de su significado y auténtica razón de ser de su misma subsistencia.

El bien común se concreta en tres fines:

1.- El respeto a la persona, a toda persona. Es un principio básico en la Doctrina Social de la Iglesia: la dignidad de la persona humana. Todos hemos sido creados a imagen de Dios y todos hemos sido redimidos por Jesucristo. «Ya no hay judío ni griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, ya que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús», dirá el apóstol San Pablo.

2.- El bien común exige el bienestar social y el desarrollo de todos. Todos los seres humanos deben tener garantizadas las condiciones materiales para su desarrollo personal.

3.- El bien común implica la paz, la estabilidad y la seguridad de un orden justo.

¿Quién debe lograr el bien común?
Es tarea de todos. En primer lugar, de cada uno de nosotros. La persona no puede encontrar su realización en ella misma, es decir, es un ser destinado a vivir con y para los demás y por ello debe tener una búsqueda incesante del bien para ella y para el resto de la comunidad humana.

Debe ser construido en un sano pluralismo social. Las personas, las familias, los grupos deben esforzarse en vivir de tal manera que en su seno cada uno pueda desarrollar su propia autonomía e identidad. A esto se puede llegar superando entre otras cosas, el individualismo, el egoísmo, la soberbia y desarrollando actitudes de responsabilidad, solidaridad y servicio.

Les atañe a los políticos, "la persona concreta, la familia, los cuerpos intermedios no están en condiciones de alcanzar por sí mismos su pleno desarrollo; de ahí deriva la necesidad de las instituciones políticas, cuya finalidad es hacer accesibles a las personas los bienes necesarios –materiales, culturales, morales, espirituales – para gozar de una vida auténticamente humana. El fin de la vida social es el bien común históricamente realizable" (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia).

¿Qué debe conseguir este trabajo por el bien común?

Resumiendo lo que han dicho sobre esto los últimos papas, podríamos decir:
– Procurar un trabajo digno para todas las personas en edad de trabajar.
– Evitar que haya grupos sociales que gocen de privilegios exclusivos.
– Mantener una adecuada proporción entre salarios y precios.
– Hacer posible que todos tengan acceso a agua, sanidad, educación... y demás bienes que le permitan un desarrollo integral.
– Procurar que todo el mundo tenga acceso a una vivienda.
– Que en todos los logros que se consigan se tenga en cuenta a las generaciones futuras que no deben ver mermadas sus oportunidades de un desarrollo integral
– Cada persona pueda practicar su propia religión sin sufrir ningún tipo de persecución.

En definitiva, que los derechos humanos sean respetados y promocionados.
Para el plano internacional, las recomendaciones son las siguientes:
• Evitar toda forma de competencia desleal entre las economías de distintos países.
• Favorecer la colaboración entre las economías nacionales, mediante convenios eficaces.
• Cooperar al desarrollo económico de las comunidades políticas menos adelantadas.


Delegación diocesana de Orientación Social.
Archidiócesis de Sevilla
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domingo, 23 de enero de 2011

CARTA PASTORAL JORNADA DE LA INFANCIA MISIONERA


“Con los niños de Oceanía... seguimos a Jesús”

Mis queridos diocesanos:

El próximo día 23 de enero se celebra la Jornada de la Infancia Misionera. Los niños deben constituir uno de los principales motivos de nuestra preocupación de modo habitual. Las fiestas de Navidad y Epifanía son unas fechas a propósito para el despertar de la conciencia del niño en el deber de la solidaridad humana y cristiana.

1. ¿Qué es la Infancia Misionera?
La Infancia Misionera es una institución de la Iglesia universal para promover la ayuda recíproca entre los niños del mundo. Miles de niños de los cinco continentes participan en esta Obra Pontificia, que tiene por lema “los niños ayudan a los niños”.
2. ¿Qué proyectos subvencionan?
La Infancia Misionera subvenciona proyectos sociales, educativos y pastorales que tienen como únicos destinatarios a los niños, que son los principales damnificados de las tragedias humanas y naturales del mundo: son víctimas del hambre, la enfermedad, las guerras, la explotaciones...
3. “Con los niños de Oceanía... seguimos a Jesús”
Los niños de la Diócesis, tanto en los colegios como en la catequesis, trabajarán en la Infancia Misionera con el material propio de la campaña que, por cierto, está muy cuidada y es muy atractiva: “Con los niños de Oceanía... seguimos a Jesús”. Con este lema los niños profundizarán no sólo en el seguimiento de Jesús, sino también en los valores de tolerancia, respeto y acogida en las diferentes culturas.
4. Estar sensibilizados
Espero que con esta iniciativa profesores, educadores, padres y catequistas nos sensibilicemos en la Infancia Misionera y tengamos en cuenta que nuestros niños, según se van abriendo a la conciencia y al conocimiento de lo que significa su fe cristiana, deben estimar el gran don que ella supone por parte de Dios, y de ahí, como respuesta de gratitud, sentir el deseo espontáneo de compartirla con los niños de Oceanía, que aún no la tienen, y con otros muchos que son millones en el mundo. La Obra Misionera de la Santa Infancia encaja perfectamente ahí: es un espíritu y una organización mundial que trata de enrolar, en un esfuerzo de paz y de amor, a todo los niños católicos en favor de todo los niños bautizados.
5. Responsabilidad y agradecimiento
Finalmente, os exhorto a todos los responsables de catequesis, colegios, centros de formación, etc., y a los mismos padres, a tomar con verdadera ilusión esta importante tarea, y agradecer a la vez a quienes ya la están realizando, para que se viva entre nuestros niños el verdadero espíritu de la Infancia Misionera.
Reza por vosotros, os quiere y bendice,
+ Antonio Ceballos Atienza
Obispo de Cádiz y Ceuta Cádiz
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lunes, 17 de enero de 2011

Testimonio de cómo las Comunidades Cristianas del s. IV comulgaban en las manos



- La delicadeza y el respeto con que el cristiano debe acoger el cuerpo y la sangre de Cristo-

No te acerques, pues, con las palmas de las manos extendidas ni con los dedos separados, sino que, poniendo la mano izquierda bajo la derecha a modo de trono que ha de recibir al Rey, recibe en la concavidad de la mano el cuerpo de Cristo diciendo: «Amén». Súmelo a continuación con ojos de santidad cuidando de que nada se te pierda de él. Pues todo lo que se te caiga considéralo como quitado a tus propios miembros. Pues, dime, si alguien te hubiese dado limaduras de oro, ¿no las cogerías con sumo cuidado y diligencia, con cuidado de que nada se te perdiese y resultases perjudicado? ¿No procurarás con mucho más cuidado y vigilancia que no se te caiga ni siquiera una miga, que es mucho más valiosa que el oro y que las piedras preciosas?

Y después de la comunión del cuerpo de Cristo, acércate también al cáliz de la sangre: sin extender las manos, sino inclinándote hacia adelante, expresando así adoración y veneración, mientras dices «Amén», serás santificado al tomar también de la sangre de Cristo. Y cuando todavía tienes húmedos los labios, tocándolos con las manos, santifica tus ojos y tu frente y los demás sentidos. Por último, en oración expectante, da gracias a Dios, que te ha concedido hacerte partícipe de tan grandes misterios.
Guardad íntegras estas tradiciones, y guardaos a vosotros mismos sin mancha. No os apartéis de la comunión ni mancilléis con vuestros pecados estos sagrados y espirituales misterios. «Que él, el Dios de la paz, os santifique plenamente, y que todo vuestro ser, el espíritu, el alma y el cuerpo, se conserve sin mancha hasta la Venida de nuestro Señor Jesucristo» (1 Tes 5, 23), a quien sea la gloria, el honor y el imperio con el Padre y el Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.

San Cirilo de Jerusalén, Catequesis Mystagógicas, V, 21-23.
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sábado, 15 de enero de 2011

LA CRUZ Y LA CÁRCEL


El pasado 5 de septiembre de 2010, la Cruz de la Jornada Mundial de la Juventud y el icono de la Virgen María, que fueron regalados por el Papa Juan Pablo a los jóvenes en el año 1984 y que recorren el mundo, visitaron la Prisión Provincial de Pamplona en su visita por diferentes monasterios, santuarios, hospitales y parroquias de Navarra.

También tuvimos la gran suerte de que visitara la cárcel de Pamplona, pero este encuentro no fue uno más. Fue una mañana cargada de amor, agradecimiento, magia, consuelo, perdón y mucha, mucha emoción no contenida.

Puedo hablar de esta experiencia de primera mano porque viví este día con gran emoción y agradecimiento a Dios. Mi esposo y yo pertenecemos desde hace más de doce años al Voluntariado Cristiano de Pastoral Penitencia de la Diócesis de Pamplona. Y él lo hace desde hace poco más de tres años, desde su Ordenación como Diácono, como adjunto a la capellanía de la prisión y yo continúo mi labor como voluntaria.

Intentaré poner palabras a tanto corazón, a tanta vivencia difícil de explicar.

Desde hacía tiempo que desde la Pastoral Penitenciaria íbamos informando y catequizando a los internos del día que se acercaba, el día en que la Cruz visitaría la cárcel donde ellos se encuentran padeciendo y sobreviviendo. Así que había una gran expectación por parte de todos. Preparamos la celebración con gran cariño, mimo y cuidado.

Los voluntarios, expectantes, esperábamos ante la puerta del Centro el momento de poder ver y tocar la gran Cruz, sencilla, sin adornos y llena de significado para todos. Al final llegó junto con el icono de la Virgen en una gran camioneta, impresionaba su tamaño y desnudez. Poco a poco, lentamente, como son las entradas en una cárcel, llegamos al centro de las galerías. Los internos ya esperaban para portar ellos la cruz hasta la galería donde iba a tener lugar la Eucaristía. No era un día cualquiera, nuestros amigos y hermanos presos sabían que era una cita importante, estaban nerviosos, expectantes, todos querían tocar y llevar la Cruz y el icono. Era impresionante ver cómo portaban la Cruz porque a su lado también llevaban sus cruces personales y aquellas que con sus hechos habían producido a otros.

La Celebración fue presidida por nuestro Arzobispo D. Francisco Pérez González, habitual visitante de estos muros. Al faltar la sujeción que habitualmente acompaña a la Cruz –y que parecía no ser casual- dos internos se ofrecieron para sostener la Cruz durante toda la Celebración. Sergio y Marcos se abrazaban por detrás de la Cruz para que estuviera todo el tiempo en pie. Esta escena recordaba a los dos ladrones crucificados junto a Jesús, en este caso los dos ladrones eran buenos, como dice mi marido. Una imagen que ha quedado grabada muy dentro. Los presos fueron quienes leyeron las lecturas, las peticiones, junto con los jóvenes voluntarios de la Cruz que también estuvieron. La hermana Glenda puso su nota dulce y entrañable con sus cantos.

La Celebración se hizo en un lenguaje entendible para todos: el del corazón. El silencio era palpable, la seriedad de los presos, la unción en cada oración… Personas de todo el mundo, porque la cárcel hoy día es un lugar de encuentro de personas de todas las razas, culturas y creencias, hablando un mismo idioma: el del Amor. Y en ese clima iba transcurriendo la misa. Fernando nos proclamó el Evangelio que nos decía que el que quisiera seguir a Jesús que cargara con sus cruz y lo siguiera. Y eso es lo que estaba ocurriendo: intentábamos sobrellevar nuestras cruces pero con Él. Éramos muchos los que apenas podíamos rezar en voz alta por el grado de emoción que iba tomando la Celebración.

Y llegó un momento muy esperando en el que todos los internos querían participar: el de las ofrendas. Se prepararon unas cartulinas de colores plastificadas con unas frases que señalaban las cruces de los internos. Antes de comenzar la misa les dimos a elegir a los internos qué cruz escogerían ellos. Y todos decían que habían elegido la adecuada. Así que cuando llegó el momento de las ofrendas, uno a uno, en perfecta fila, fueron llegando hasta la Cruz con un gran respeto, arrepentimiento y lágrimas. Cuando llegaban donde se encontraba D. Francisco, éste les daba un gran abrazo de padre acogedor y tenía palabras de afecto para cada uno y ellos se dejaban abrazar como hijos pródigos que vuelven a la casa del Padre. A continuación pegaban en la Cruz sus cruces personales para que Jesús fuera quien les ayudara a llevarlas, son cruces pesadas y dolidas. Nadie podíamos aguantar las lágrimas y la alegría y se nos notaba en las miradas que allí nos dirigíamos todos. Al terminar este momento, Fernando, mi esposo, leyó en voz alta una por una las cruces que ellos habían colocado. La emoción iba en aumento, se hacía palpable la presencia de Dios en aquel lugar tan apartado del mundo y, sin embargo, también es nuestro mundo, tiñendo los muros del color de la esperanza. Nuestro Arzobispo D. Francisco, tuvo que parar la Celebración varios minutos, se quitó las gafas y comenzó a llorar con sus manos cubriéndole el rostro. ¿Cómo expresar en palabras las caricias y los susurros que Dios nos dedicaba a cada uno al corazón?

La cruz hasta entonces, sencilla, desnuda… se habitó de Cristo y también del dolor y las penas de cada uno de los presos. Dios llamaba a las puertas de su corazón y había entrado hasta el fondo. La oración, en forma de silencio, lo llenaba e iluminaba todo. Aquella galería se convirtió en el mejor lugar donde estar porque allí, verdaderamente, se manifestó Dios. Dios salía al encuentro del hermano ayudándole a cargar con su cruz y compartiendo su calvario.

Estas son algunas de sus cruces adheridas a la gran Cruz:

Siento el dolor de mi familia.
Siento que mi vida no tiene sentido.
Cada día, cada noche, lloro en mi interior, la vida aquí me hunde.
Estoy sin familia, fuera de mi tierra.
Me siento abandonado.
Me siento culpable.
Estoy encarcelado y vivo un infierno.
Me asusta el futuro.
No siento el cariño familiar.
He perdido la autoestima.
Siento el desprecio, a la vez que me duele mi pecado.
Te ofrezco mi pecado.
No tengo intimidad…

Y un largo etc… de situaciones que terminan por quitar el sueño, la paz y el sosiego.

Cuando terminó la Celebración, los rostros habían cambiado, eran rostros de paz, de serenidad, de agradecimiento, llenos de una gran sonrisa, las manos eran manos abiertas que daban, esperaban y acogían.

La Cruz y el icono fueron transportados de nuevo por los internos –ahora ya liberados- por los mismos pasillos de antes, que ahora parecían más anchos y cálidos. Las puertas de la cárcel se abrían de nuevo, pero dejando una gran verdad en el corazón de los internos: Dios les había visitado y ahora se quedaría para siempre con ellos.

La Cruz y el icono siguieron hacia la Catedral de Pamplona, a la que les esperaban centenares de fieles y después, al terminar sus viajes por tierras navarras, continuaban hacia Cantabria y Asturias. Pero la Cruz también había cambiado: estaba llena de las cruces de colores de unas personas ahora ya con esperanza de futuro y seguros de que podrían llevarlas con la ayuda de Dios.


Paloma Pérez Muniáin.
Voluntaria de Pastoral Penitenciaria.
Esposa de Fernando Aranaz, diácono de Pamplona.
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