La llamada del Señor a acercarse uno hasta la cárcel, está sin duda precedida por el viento impetuoso del Espíritu, que soplando con fuerza y estruendo es capaz de hacer hablar en cualquier lengua a quien quiera llevar la luz del anuncio (Kerigma), hasta uno de los rincones más oscuros de nuestra sociedad, la cárcel.
El servidor de la Iglesia, lleva a su vida las palabras del evangelio: "estuve preso y me visitaste (Mt. 25,36 )", sirviendo a la Iglesia desde la Pastoral Penitenciaria que se acerca y ayuda al preso en la Fe y a prepararlo para reintegrarse a la sociedad como un buen cristiano.
Fernando Aranaz Zuza, Diácono de la diócesis de Pamplona y Tudela, es adjunto en la Capellanía del Centro Penitenciario de Pamplona y nos traslada su experiencia, desde el documento, en el enlace que se detalla.