
CONSTRUID CON SABIDURÍA
Mateo 7:21-27
“No todos los que me dicen ‘Señor, Señor’ entrarán en el reino de los cielos, sino solo los que hacen la voluntad de mi Padre celestial. Aquel día muchos me dirán: ‘Señor, Señor, nosotros hablamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros.’ Pero yo les contestaré: ‘Nunca os conocí. ¡Apartaos de mí, malhechores!’ “Todo el que oye mis palabras y hace caso a lo que digo es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca. Vino la lluvia, crecieron los ríos y soplaron los vientos contra la casa; pero no cayó, porque tenía sus cimientos sobre la roca. Pero todo el que oye mis palabras y no hace caso a lo que digo, es como un tonto que construyó su casa sobre la arena. Vino la lluvia, crecieron los ríos y soplaron los vientos, y la casa se derrumbó. ¡Fue un completo desastre!”
Otras lecturas: Deuteronomio 11:18, 26-28, 32; Salmo 31:1-3, 16, 24; Romanos 3:21-25, 28
LECTIO:
El evangelio de este domingo señala el final de la enseñanza de Jesús en el Sermón de la Montaña. Resulta práctico fijarse en los versículos anteriores. En Mateo 7:13-14 Jesús enseña que podemos optar por dos tipos de puertas: la una es estrecha y da a un camino angosto y difícil, y la otra es ancha y fácil. La mayoría escoge el camino fácil, pero conduce al infierno. Sólo unos pocos encuentran la senda que conduce al cielo. A esta imagen sigue otra (versículos 15-20), centrada en dos tipos de árboles, explicando que el buen discípulo es el que da buenos frutos.
En el texto de hoy prosigue el mismo tema. Jesús deja claro que el estilo de vida cristiano se reduce a una sencilla elección: la obediencia. No basta con leer o escuchar sin más la enseñanza de Jesús. La señal de un buen discípulo es hacer lo que Dios nos pide que hagamos (versículos 21 y 24).
Jesús habla de un Día del Juicio para todos, incluidos los cristianos, al final de los tiempos. No era una idea original en tiempos de Jesús, pero lo que él quiere es que todo el mundo entienda la importancia de ser discípulo hasta el desenlace final. Jesús manifiesta que él mismo es el juez que tomará la decisión final sobre quién entra en el cielo y quién no.
Lo que nos tranquiliza es que las apariencias externas pueden ser engañosas. Puede que algunos parezcan haber hecho cosas sorprendentes por Dios, pero Jesús ve en el interior de las personas. Ve sus verdaderas motivaciones y si han llevado a la práctica en sus vidas la enseñanza de Jesús.
Volvemos a las decisiones. ¿Quién hace la elección sensata? El que construye sabiamente sobre la roca no verá las tormentas de la vida arrasar lo que ha edificado. ¿Y cómo aprende dónde y qué debe construir? De la misma manera que Jesús: escuchando a Dios y siguiendo en obediencia sus orientaciones.
MEDITATIO:
■ Según Jesús, ¿qué es lo que hace sabio a un hombre? ¿En qué medida consideras que eres sabio y aplicas ese criterio?
■ ¿Cuáles crees que son los cimientos de la fe cristiana? ¿Qué importancia tienen en tu vida diaria?
■ Jesús deja claro que cabe esperar que haya ‘tormentas’ en nuestras vidas. ¿Ha habido alguna tormenta o contratiempo que haya puesto a prueba tu fe: un revés inesperado, la pérdida del empleo o cualquier otro acontecimiento?
■ ¿Qué mantiene firme tu fe en los momentos de prueba?
ORATIO:
Lee Romanos 3:21-25 y 28. Estos versículos nos recuerdan que la salvación es un don gratuito de Dios, basado enteramente en su gracia, y hecho posible mediante la muerte y resurrección de Jesús.
Vivir nuestras vidas en la obediencia a la misericordia de Dios es la respuesta de un verdadero discípulo. Pídele a Dios que te ayude a obedecerle y a vivir una vida que le agrade.
CONTEMPLATIO:
Dice Jesús: ‘El que me ama hace caso a mi palabra; y mi Padre lo amará, y mi Padre y yo vendremos a vivir con él (Juan 14:23). Dedica algún tiempo a reflexionar sobre este versículo.