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domingo, 17 de julio de 2011

VACACIONES DE VERANO EN FAMILIA

Gran parte de los españoles están disfrutando de unas merecidas vacaciones, creando un gran momento donde se estrechan las familias. Pero creo que para crear y mantener una familia unida y feliz, humana y cristiana, es indispensable que haya –entre otros valores- una excelente comunicación entre todos sus componentes. De aquí la importancia de crear el hábito de la tertulia familiar, (perdido por mor de esta ajetreada sociedad) es decir, un período del día en el que toda la familia se reúne para conversar, del modo más natural, acerca de las cosas que a cada uno le interesa.

Estas tertulias veraniegas son de gran ayuda (para la pareja en sí) y para que los padres conozcan el mundo de sus hijos, ese mundo lleno de ilusiones, de ingenuidades, de alegrías y de interrogantes, que unas veces exponen con palabras, pero otras han de adivinarse en sus ojos. Es también una herramienta ideal para la formación de los hijos dando criterio cristiano sobre las menudencias de cada día.

Conviene también que los padres abran su corazón a los hijos, les cuenten aquellas cosas que deben saber de la familia.

Lo ideal es lograr que la familia espere esa hora del día para compartir alegrías, ilusiones, ideas, expectativas y por qué no, problemas y tristezas. Es importante que todos los miembros de la familia sientan que tienen la oportunidad de expresar sus ideas o sentimientos, así que como padre de familia no ‘monopolice’ la conversación y dé la misma importancia a lo que dicen los chicos y los más grandes. Las vacaciones es el mejor momento para poder vivir y sentir en familia.

Nosotros, diácono por la gracia de Dios, debemos ser faro de ese mundo familiar y decirle al mundo entero que hoy en día, a pesar de todas las dificultades, la familia sigue siendo un valor en alza y tener en nuestros sentimientos aquella reflexión que regaló al mundo nuestro querido Benedicto XVI : “La familia es un bien necesario para los pueblos, un fundamento indispensable para la sociedad”.

Alberto Álvarez Pérez

Diácono de la Archidiócesis de Sevilla