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lunes, 4 de enero de 2010

Menores en situacion de Riesgos

Los cambios producidos en las últimas décadas en la conciencia social universal y principalmente en el mundo moderno occidental, respecto al papel real que tiene la familia en la socialización de los menores, ha dado lugar al abandono de la tradicional concepción de la atención de las necesidades de los menores. Esto ha generado un vacío en el cual los padres no saben muy bien que es lo que tienen que hacer, y por otra los menores no tienen referentes acordes con sus necesidades. Esta situación se detecta fundamentalmente en las familias más desfavorecidas, y en las capas sociales con menos recursos.


El trabajo con menores en situación de riesgo social siempre supone un reto importante a la hora de la intervención en su medio familiar.

En primer lugar debemos de aclarar que un menor en situación de riesgo social, no es un menor desamparado. La diferencia está en el grado de desprotección en la que se encuentra el menor, de forma que mientras un menor en riesgo social siempre es posible la recuperación, cuando está en situación de desamparo, su medio familiar se encuentra tan deteriorado que las circunstancias socio - familiares provocan una desprotección que pueden generar en el menor daños irrevesibles.

Los Equipos de Tratamiento Familiar intervienen precisamente en esa frontera tan estrecha, que en algunos casos, pueden llegar a confundirnos.

He aquí el primer reto, nuestro trabajo consiste en establecer o restablecer los lazos familiares, con la finalidad de que el menor viva en su propio medio social. En definitiva lo que se trata es de crear un ambiente familiar que cuide debidamente al menor. Por poner un ejemplo, es el reto que tiene un Ingeniero a la hora de recuperar una casa que se encuentra en ruinas.

Otro de los retos es que los padres sean consciente de la necesidad de crear ellos mismos, un ambiente adecuado para el menor, es decir, construir familia. Como bien sabemos, hoy en día ser consciente de los valores propios e imprescidible de la familia, no está de moda. Cuando la Iglesia nos habla de la importancia de la familia, creo sinceramente, que piensa en estas situaciones maltratantes en las que se encuentran muchos niños y niñas, y proteje precisamente a los más débiles, es decir, los menores.

Quizás uno de los retos que más atención debemos prestarle, es el de la temporalidad. Los tiempos de las personas mayores, no es por lógica el tiempo de los menores, un persona con treinta y otra con treinta y ocho, decimos coloquialmente que son de la misma generación. Por el contrario un menor con dos meses no es lo mismo que un menor con siete años. De ahí nace la urgencia en la intervención familiar, puesto que la prevención del mal trato infantil es el pilar fundamentalmente de nuestros objetivos.

En el proyecto de intervención familiar, que elaboramos desde nuestra intervención se establece los pasos a seguir para que en las familias se fomenten los valores de tolerancia, solidaridad, respecto, igualdad y en general, los pricipios básicos de convivencia dentro del núcleo familiar.Además, se establecen las medidas preventivas para evitar que se produzcan situaciones de malos tratos físicos, psíquicos o sexuales, uso y tráfico de estupefacientes, drogas tóxicas y sustancias psicotrópicas, mendicidad infantil, explotación laboral, exposición y venta de menores o cualquier otra situación que pueda dañar a los menores.

En definitiva, la obligación que todos tenemos que construir familia, recordemos las Carta de Apóstol Pablo que se leyó en domingo 27, Día de la Sagrada Familia; padres no seáis duros con vuestros hijos, hijos respectar a vuestros padres, esposas respectad a vuestros maridos, maridos amad a vuestras esposas como Cristo ama a su Iglesia, es decir, dando la vida los unos por los otros.
Antonio García González
Diácono de la P. del Espíritu Santo de Mairena del Aljarafe (Sevilla)