-Crónica breve de un fraternal encuentro en la diócesis de Sevilla-
Como todos los días 26 de diciembre de cada año, festividad de San Esteban, Diácono y protomartir, la Comunidad Diaconal de la diócesis de Sevilla, fuimos invitados a participar en una solemne misa en rito hispano-mozárabe, donde hubo una grande y sentida participación; ceremonia llena de intensa espiritualidad y también repleta de originalidad en su contexto litúrgico.
En la homilía, ofrecida brillantemente por el querido Rector de la Iglesia de San Esteban de Sevilla, reverendo don José Robles Gómez, nos hizo reflexionar a todos los presentes sobre el tiempo navideño, y dentro de este período por la caridad como una apuesta por la vida. Nos recordó las palabras de Juan Pablo II en la Evangelium vitae que “en cada comunidad cristiana, con iniciativas extraordinarias y con la oración habitual, se eleve una súplica apasionada a Dios, creador y amante de la vida”. Aquellas palabras nos hicieron, creo que sobre todo a los diáconos presentes, identificarnos con más fuerza con Jesucristo.
Como reflexión personal, puedo decir con toda claridad, sin caer en la fría pedantería, que cada vez que cavo en el terreno de la diaconía, sale la riqueza como si fuese una mina de oro; pero naturalmente para que esta riqueza pueda seguir creciendo de forma continuada hace falta mucho agua, y sin lugar a dudas la mejor fuente está en Jesucristo.
Aquel encuentro fraternal, formando una piña entre fieles y diáconos, finalizó con un sabroso ágape, ofrecido por la Hermandad que lleva el mismo nombre del santo mártir, mientras en el exterior del local eclesial se mantenía un intenso frío invernal.
Estas líneas las deseo terminar con alegría, manifestando aquello de que “el Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes praderas me hace recostar. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque su vara y su cayado me sostienen”. En definitiva, pasamos una feliz jornada.
ALBERTO ÁLVAREZ PÉREZ
Diácono de la P. de San Vicente de Sevilla
Como todos los días 26 de diciembre de cada año, festividad de San Esteban, Diácono y protomartir, la Comunidad Diaconal de la diócesis de Sevilla, fuimos invitados a participar en una solemne misa en rito hispano-mozárabe, donde hubo una grande y sentida participación; ceremonia llena de intensa espiritualidad y también repleta de originalidad en su contexto litúrgico.
En la homilía, ofrecida brillantemente por el querido Rector de la Iglesia de San Esteban de Sevilla, reverendo don José Robles Gómez, nos hizo reflexionar a todos los presentes sobre el tiempo navideño, y dentro de este período por la caridad como una apuesta por la vida. Nos recordó las palabras de Juan Pablo II en la Evangelium vitae que “en cada comunidad cristiana, con iniciativas extraordinarias y con la oración habitual, se eleve una súplica apasionada a Dios, creador y amante de la vida”. Aquellas palabras nos hicieron, creo que sobre todo a los diáconos presentes, identificarnos con más fuerza con Jesucristo.
Como reflexión personal, puedo decir con toda claridad, sin caer en la fría pedantería, que cada vez que cavo en el terreno de la diaconía, sale la riqueza como si fuese una mina de oro; pero naturalmente para que esta riqueza pueda seguir creciendo de forma continuada hace falta mucho agua, y sin lugar a dudas la mejor fuente está en Jesucristo.
Aquel encuentro fraternal, formando una piña entre fieles y diáconos, finalizó con un sabroso ágape, ofrecido por la Hermandad que lleva el mismo nombre del santo mártir, mientras en el exterior del local eclesial se mantenía un intenso frío invernal.
Estas líneas las deseo terminar con alegría, manifestando aquello de que “el Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes praderas me hace recostar. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque su vara y su cayado me sostienen”. En definitiva, pasamos una feliz jornada.
ALBERTO ÁLVAREZ PÉREZ
Diácono de la P. de San Vicente de Sevilla