slider cabecera

viernes, 18 de marzo de 2011

El Diacono se integra en la forma Christi por el camino de la cruz


Es precisamente éste tomar, por amor la condición de esclavo de todos lo que nos integra dinámicamente en la forma Christi del Mesías-Siervo. No podemos olvidar que el seguimiento de Cristo entraña una comunión con su vida y su destino. Sólo estando dispuestos a beber de su cáliz y compartir sus padecimientos iremos plenificando nuestra unión con Él. Por este motivo, la Pastores Dabo Vobis reconoce que «el servicio de Jesús llega a su plenitud con la muerte en cruz» (PDV 21). El servicio a la comunidad, en la medida en que comparte el servicio de Cristo a la humanidad herida, se enriquece ejerciendo una forma nueva de autoridad («autoridad discreta»).

El diácono sabe que una vida según el Evangelio no es sólo una vida honesta, sino un afianzar nuestros corazones en la perspectiva de Cristo pobre y humillado. La Iglesia entera, como nos recuerda Benedicto XVI, brota del costado del Traspasado (Deus caritas est, 19), donde se revela la radicalidad y la medida del amor de Dios (n. 12). Por este motivo, la esposa de Cristo –dice san Juan de Ávila– no tiene más báculo que la cruz ni más honra que la del esposo crucificado y lleno de deshonras