LA ALEGRÍA DEL ROSTRO, ES LA ALEGRÍA DE NUESTRA ALMA
El pasado sábado día 11 de junio de 2011, los aspirantes y candidatos al Diaconado Permanente de la Archidiócesis de Sevilla, nuestras queridísimas esposas y todos acompañados por el Rvdo. D. José Mª. Estudillo Carmona, Director de la Comisión Diocesana del Diaconado Permanente y Ministerios Laicales, celebramos nuestra Convivencia fin de Curso. Echamos en falta algunos hermanos y a sus esposas que por razones laborales o de enfermedad, no nos pudieron acompañar, pero se hicieron presentes en nuestros recuerdos.
Este año estuvimos en Aracena, bella ciudad de la serranía de Huelva.
Fuimos acogidos en la Hospedería Hotel Reina de los Ángeles, perteneciente al Obispado de Huelva.
Nuestra llegada fue aproximadamente a las 11 horas de la mañana, haciendo una primera parada en la Hospedería, para dirigirnos a continuación a degustar un desayuno serrano, cerca de las Grutas de las Maravillas.
Teníamos preparado un guión sobre la visita a la ciudad y sus monumentos.
A continuación nos dirigimos para visitar el Castillo de Aracena y la Iglesia Prioral de Ntra. Sra. Del Mayor Dolor, Patrona de la Villa. Después de terminar de recorrer el monumento y su historia, nos dirigimos a Nuestra Señora del Mayor Dolor, con el canto del Ave Regina, para concluir con la petición de su amparo.
Después afuera, con las impresionantes vistas que nos ofrecía el lugar, sin olvidar que bajo nuestro pies se encontraba la Gruta de las Maravillas, que invitaban a una oración personal de acción de gracias al Padre, donde pudimos poner en práctica la oración de los sentidos, por la belleza creada para el disfrute del hombre y la alabanza a Dios.
No pudimos visitar a las religiosas de clausura, MM. Carmelitas Calzadas del Monasterio de Santa Catalina, por encontrarse en día de retiro espiritual, pero fuimos cercanos en la oración.
Posteriormente nos dirigimos de nuevo a la Hospedería, donde D. Cipriano de Toro, sacerdote que entre otras obligaciones, dirige este centro de la Diócesis de Huelva, nos dispuso la Iglesia para celebrar la Eucaristía.
Entre todos preparamos la celebración con el guión que el padre Estudillo llevaba, a fin de celebrar una Vigilia de Pentecostés. Fue una celebración entrañable, donde el Espíritu Santo se hizo presente.
A continuación subimos al comedor, en un ambiente festivo y sobre todo en bella armonía. Después de dar gracias a Dios por los alimentos que estaban presentes en la mesa, nos dispusimos a disfrutar de un almuerzo a la par que sencillo, singularmente exquisito. Felicitamos al personal que nos atendió y a las responsables de la cocina.
Terminamos en la cafetería, con un buen café, una infusión y alguna copita de licor de hierbas. Todo ello servido con destreza por D. Cipriano de Toro, mostrándonos la disponibilidad de servicio característica para el servicio al hermano.
Aquí D. José María Estudillo, nos hizo entrega a todos de un rosario bendecido, realizado a mano por un hermano suyo, que se encuentra en la clausura de una Cartuja en Portugal. También le entregó a D. Cipriano de Toro, para que se los entregara a las MM. Carmelitas, de la que él es Capellán.
Finalmente dimos un nuevo paseo por este bello pueblo de la serranía, para finalizar con una despedida entrañable, con el deseo del pronto reencuentro.
Publicados ya los nuevos nombramientos ordenados por Monseñor Asenjo, queremos agradecer la labor encomiable realizada durante tantos años por amor a la Iglesia de Sevilla, de D. José Mª. Estudillo. Su entrega y dedicación habrán sido siempre por el bien del Diaconado Permanente. Cristo Servidor sabrá recompensarle por su entrega de amor y servicio.
Queremos dar la bienvenida al nuevo Director para la Formación del Diaconado Permanente, D. Ramón Darío Valdivia Giménez, que retomará con renovado espíritu la misión que ahora le encomienda la Iglesia. Los aspirantes y candidatos estamos a su disposición y abiertos a recibir sus nuevas directrices, avaladas por el espíritu en Cristo Servidor.
En la fotografía que inmortaliza nuestro encuentro, podemos observar que es para nosotros ser aspirantes o candidatos a la Formación para el Diaconado Permanente. Es el sentimiento de una llamada al servicio, consentido felizmente por nuestras esposas, que con su labor callada nos alientan en las dificultades del día a día y nos empujan hacia adelante, para vencer el desfallecimiento y conseguir llegar con ilusión y entrega, al hermano necesitado. Todo ello sustentado en la oración, que es la piedra donde nuestro espíritu se asienta.
Nuestra ilusión de vida será fiel reflejo, para el mundo que espera volver a sentir la esperanza en Cristo Resucitado.
Fernando María Gallardo Cortés.
Aspirante al Diaconado Permanente de la Archidiócesis de Sevilla